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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Extraño robo en Tafira

Por primera vez en la historia, José Manuel Soria no nos ha hecho ir a la quinta puñeta para contar una de sus historias. Ni a Jersey, ni a Punta Cana, ni a Washington ni a Moscú, el último destino laboral tras cuya pista nos pusieron recientemente fuentes diplomáticas. La noticia la teníamos cerquita, a escasos quinientos metros de la redacción de Canarias Ahora: robaron en Nochebuena en la mansión del exministro de Industria en el barrio de Tafira Alta, de Las Palmas de Gran Canaria.

Una llamada anónima nos puso en alerta la mañana de este lunes y durante más de cinco horas estuvimos indagando hasta conseguir información suficiente para ofrecerla a nuestros lectores.

Poco se sabe sin embargo de la versión que ha ofrecido a las autoridades la víctima de este presunto robo, José Manuel Soria. Básicamente porque se trata de un personaje que todavía resulta estar blindado por extraños mecanismos oficiales. En primer lugar, no interpuso su denuncia en la oficina correspondiente del Cuerpo Nacional de Policía, sino en la Supercomisaría y, más concretamente, en el despacho de algún gerifalte protegido de las miradas y los teléfonos móviles del público municipal y espeso. Segundo, porque desde la Delegación del Gobierno se ha levantado un tupido manto de silencio alegando la estupidez del año: “protección de datos”. Como si desde ese palacete de la Plaza de la Feria no se hubiera informado nunca, tanto abierta como clandestinamente, de las vicisitudes de cargos y personajes públicos, a veces con filtraciones delictivas.

Sí se ha sabido que el denunciante ha alegado que le abrieron la caja fuerte ubicada en algún punto nada visible de su vivienda, y que de su interior le sustrajeron joyas y dinero en metálico. ¿Dinero en metálico? ¿Cuánto? Ese es otro misterio, y seguramente no conoceremos el importe jamás en la vida. Porque una cosa será lo que declare la víctima y otra la cantidad cierta que pudiera haber en la caja fuerte de un ex ministro con empresas fuera de España, como quedó probado la pasada primavera. En teoría solo habrá podido declarar la cantidad en metálico que, como alegó durante la investigación del caso Salmón, obtienen él y su mujer, procuradora de los tribunales, por cobros mediante talón bancario. Cantidades que hacen efectivas en ventanilla para llevar encima metálico suficiente con el que hacer frente a eventualidades como unas vacaciones de 4.000 euros en Anfi del Mar (Gran Canaria).

Sí sabemos por dónde caminan las primeras pesquisas policiales: ¿quién sabía que a Soria le había sido retirada la vigilancia estática de su casa?; ¿quién sabía que no habría nadie de la familia en fecha tan señalada como la Nochebuena? O mejor aún, ¿quién sabía que una mansión así no contaba con medidas de seguridad tan primarias como una alarma o unas cámaras de seguridad, que habría pasta y joyas en una caja fuerte hacia la que los asaltantes se dirigieron a tiro hecho?

En los ambientes policiales descartan la existencia de bandas organizadas que operen en Gran Canaria capaces de una operación tan arriesgada. Bandas que se atrevan a un asalto así en la casa de un ex ministro sin tener perfectamente concretado lo que se podrían encontrar o lo que no se iban a encontrar. Unos asaltantes que cometen errores como dejar las puertas abiertas de par en par desde las siete de la tarde (como vieron algunos vecinos), sin que nadie actúe hasta pasadas las dos de la madrugada.

Por eso las primeras investigaciones se encaminarán hacia el entorno más cercano del expresidente del PP de Canarias.

La segunda hipótesis de trabajo es bastante más rebuscada. Se trataría de verificar qué tipo de documentación ha alegado José Manuel Soria que le haya sido sustraída en este robo. Porque de su contenido, de su importancia y, sobre todo, de su procedencia, podría derivarse una línea indagatoria conducente a comprobar a qué personas vendría bien su desaparición. Y una de esas personas podría ser el mismísimo ex ministro, que tras este robo podrá alegar tranquilamente que todos los documentos que probarían su diligencia, su inocencia y su buen hacer en las operaciones empresariales en el exterior, tanto ante las autoridades gubernativas como ante su propia familia, se lo llevaron la Nochebuena de 2016 unos cacos desalmados.

Por primera vez en la historia, José Manuel Soria no nos ha hecho ir a la quinta puñeta para contar una de sus historias. Ni a Jersey, ni a Punta Cana, ni a Washington ni a Moscú, el último destino laboral tras cuya pista nos pusieron recientemente fuentes diplomáticas. La noticia la teníamos cerquita, a escasos quinientos metros de la redacción de Canarias Ahora: robaron en Nochebuena en la mansión del exministro de Industria en el barrio de Tafira Alta, de Las Palmas de Gran Canaria.

Una llamada anónima nos puso en alerta la mañana de este lunes y durante más de cinco horas estuvimos indagando hasta conseguir información suficiente para ofrecerla a nuestros lectores.