Faltaron las peinetas

Los familiares de Toñi Torres estaban muy nerviosos, y lo comprendemos. Esos nervios alimentaron la tensión a la entrada del garaje de los juzgados, donde se agolparon periodistas y club de fans, y donde hubo dos trifulcas que, por fortuna, no pasaron a mayores. La primera la protagonizó un detenido por otro asunto, que se vengó de la presencia de los fotógrafos propinando una auténtica coz a Andrés Cruz, de La Provincia. A ese mismo reportero quisieron endilgarle más tarde el talegazo que se metió una señora que, desplazada de modo involuntario por otro fan de la Torres, cayó con todo su peso y quedó absolutamente desparramada sobre la acera y boca arriba. Cuando llegó el coche de la concejala las damas de su club desplegaron con esmero sus pañoletas y se abalanzaron sobre el coche policial tapándolo casi por completo, de modo que no se pudiera captar la cara de asombro de la detenida. Flaco favor porque ahora esa imagen vale más, y la prensa la obtendrá seguro.

Los familiares de Toñi Torres estaban muy nerviosos, y lo comprendemos. Esos nervios alimentaron la tensión a la entrada del garaje de los juzgados, donde se agolparon periodistas y club de fans, y donde hubo dos trifulcas que, por fortuna, no pasaron a mayores. La primera la protagonizó un detenido por otro asunto, que se vengó de la presencia de los fotógrafos propinando una auténtica coz a Andrés Cruz, de La Provincia. A ese mismo reportero quisieron endilgarle más tarde el talegazo que se metió una señora que, desplazada de modo involuntario por otro fan de la Torres, cayó con todo su peso y quedó absolutamente desparramada sobre la acera y boca arriba. Cuando llegó el coche de la concejala las damas de su club desplegaron con esmero sus pañoletas y se abalanzaron sobre el coche policial tapándolo casi por completo, de modo que no se pudiera captar la cara de asombro de la detenida. Flaco favor porque ahora esa imagen vale más, y la prensa la obtendrá seguro.