El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Favores para gobernar a los jueces
No fue Concepción Espejel la única magistrada ascendida al órgano de gobierno de los jueces por sus impagables servicios a la causa del PP. En el consejo que acaba de cesar gracias al pacto que el PSOE alcanzó recientemente con el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, también ocupaba plaza de vocal la juez Gemma Gallego, que se hizo famosa por anular la imputación de falsedad documental que abrió Baltasar Garzón contra tres peritos judiciales que se empeñaron en encontrar ácido bórico en los restos de las bombas que estallaron el 11-M en Madrid. La tesis de aquellos peritos beneficiaba las del PP, que desde que se produjo el atentado trató de convencer a todo el mundo que había sido obra de ETA. Gallego los exoneró y, no conforme con ello, imputó a los mandos de la Policía Científica que habían retirado aquel delirante informe pericial de la causa del 11-M por considerar que eran pajas mentales. Años después, otra juez afín al PP que acaba de ser separada de la carrera judicial, Coro Cillán, trató de abrir la causa del ácido bórico con iguales calamitosos resultados. La sentencia del 11-M desmontó sus teorías y las de la juez Gemma Gallego. Y los mandos policiales que esta última quiso empurar resultaron finalmente absueltos en 2008. Pero Gallego ha estado tan ricamente participando en el gobierno de los jueces españoles estos últimos cinco años. Es bueno recordarlo ahora que el PSOE ha vuelto a pactar con el PP un nuevo CPJG al que, de entrada, habrá que otorgarle el beneficio de la duda.
No fue Concepción Espejel la única magistrada ascendida al órgano de gobierno de los jueces por sus impagables servicios a la causa del PP. En el consejo que acaba de cesar gracias al pacto que el PSOE alcanzó recientemente con el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, también ocupaba plaza de vocal la juez Gemma Gallego, que se hizo famosa por anular la imputación de falsedad documental que abrió Baltasar Garzón contra tres peritos judiciales que se empeñaron en encontrar ácido bórico en los restos de las bombas que estallaron el 11-M en Madrid. La tesis de aquellos peritos beneficiaba las del PP, que desde que se produjo el atentado trató de convencer a todo el mundo que había sido obra de ETA. Gallego los exoneró y, no conforme con ello, imputó a los mandos de la Policía Científica que habían retirado aquel delirante informe pericial de la causa del 11-M por considerar que eran pajas mentales. Años después, otra juez afín al PP que acaba de ser separada de la carrera judicial, Coro Cillán, trató de abrir la causa del ácido bórico con iguales calamitosos resultados. La sentencia del 11-M desmontó sus teorías y las de la juez Gemma Gallego. Y los mandos policiales que esta última quiso empurar resultaron finalmente absueltos en 2008. Pero Gallego ha estado tan ricamente participando en el gobierno de los jueces españoles estos últimos cinco años. Es bueno recordarlo ahora que el PSOE ha vuelto a pactar con el PP un nuevo CPJG al que, de entrada, habrá que otorgarle el beneficio de la duda.