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Fea cosa enchufar a la esposa

No dejó el delegado sindical ni un solo resquicio por el que salvar alguna vertiente de la gestión de Jaime Hernández-Abad en los tiempos en que estuvo de concejal de Hacienda en Santa Cruz. Por no haberse quedado callado, en el acta del comité de personal del pasado día 7 se puede leer que la esposa del edil resultó convenientemente enchufada como “asesora de un organismo que no tenía dinero para nada, pero sí mantenía a sus asesores sin hacer nada”. Es más, el sindicalista cabreado relata en la reunión y hace constar en acta que “esta mujer, estando cuatro meses de baja, se dedicó a seguir utilizando durante ese periodo el teléfono móvil corporativo a razón de 200 euros mensuales”. Pero para que no quedaran dudas del cariño que el sindicalista denunciante profesa a Hernández-Abad, le recuerda que “un mes antes de las últimas elecciones de mayo de 2011” y sin figurar el edil en las listas para la reelección, “se fue a un curso a Madrid con otro directivo, también eventual”. Ni que decir tiene que ese curso, con sus correspondientes gastos, lo pagó el Ayuntamiento, aún cuando como consecuencia de la crisis “hacía tiempo que se había transmitido a todos los trabajadores que no había dinero para cursos”. Al este en concreto asistieron trabajadores municipales fijos del área económica que tuvieron que costearse todos los gastos (inscripción, desplazamientos y dietas) y que todavía recuerdan la jeta de los dos colgaderas cuando se los encontraron allí tan campantes.

No dejó el delegado sindical ni un solo resquicio por el que salvar alguna vertiente de la gestión de Jaime Hernández-Abad en los tiempos en que estuvo de concejal de Hacienda en Santa Cruz. Por no haberse quedado callado, en el acta del comité de personal del pasado día 7 se puede leer que la esposa del edil resultó convenientemente enchufada como “asesora de un organismo que no tenía dinero para nada, pero sí mantenía a sus asesores sin hacer nada”. Es más, el sindicalista cabreado relata en la reunión y hace constar en acta que “esta mujer, estando cuatro meses de baja, se dedicó a seguir utilizando durante ese periodo el teléfono móvil corporativo a razón de 200 euros mensuales”. Pero para que no quedaran dudas del cariño que el sindicalista denunciante profesa a Hernández-Abad, le recuerda que “un mes antes de las últimas elecciones de mayo de 2011” y sin figurar el edil en las listas para la reelección, “se fue a un curso a Madrid con otro directivo, también eventual”. Ni que decir tiene que ese curso, con sus correspondientes gastos, lo pagó el Ayuntamiento, aún cuando como consecuencia de la crisis “hacía tiempo que se había transmitido a todos los trabajadores que no había dinero para cursos”. Al este en concreto asistieron trabajadores municipales fijos del área económica que tuvieron que costearse todos los gastos (inscripción, desplazamientos y dietas) y que todavía recuerdan la jeta de los dos colgaderas cuando se los encontraron allí tan campantes.