Fedalime adelgaza

Ya les hemos venido contando los últimos días cómo el nuevo y flamante presidente de la Cámara de Comercio Plateada de Las Palmas se ha ido rodeando de su personal de la máxima confianza, procedente, claro, de la patronal alimentaria Fedalime, de la que él es presidente también. La marcha de Pilar Alcaide a la Cámara, la ausencia de Aurelio Ayala, en tareas más elevadas con Coalición Canaria, y la práctica desaparición de cursos de formación vinculados a Fedalime (ahora los gestionará Juan Rodríguez Betancor en la Cámara Plateada), han aconsejado a la patronal alimentaria adelgazar, nunca mejor dicho. Así que van a soltar uno de los dos pisos alquilados en León y Castillo, lo que vendrá muy bien a los presupuestos de la patronal, que también ha visto adelgazar su listado de asociados. No sabemos qué va a pasar con los despachos que el juez ha obligado devolver al antiguo socio de Suárez Gil, Fernández Belda. De repente están estudiando si tienen fecha de caducidad y, a continuación irlos ocupando en plan Perejil, pero sin bandera, banda y música.

Ya les hemos venido contando los últimos días cómo el nuevo y flamante presidente de la Cámara de Comercio Plateada de Las Palmas se ha ido rodeando de su personal de la máxima confianza, procedente, claro, de la patronal alimentaria Fedalime, de la que él es presidente también. La marcha de Pilar Alcaide a la Cámara, la ausencia de Aurelio Ayala, en tareas más elevadas con Coalición Canaria, y la práctica desaparición de cursos de formación vinculados a Fedalime (ahora los gestionará Juan Rodríguez Betancor en la Cámara Plateada), han aconsejado a la patronal alimentaria adelgazar, nunca mejor dicho. Así que van a soltar uno de los dos pisos alquilados en León y Castillo, lo que vendrá muy bien a los presupuestos de la patronal, que también ha visto adelgazar su listado de asociados. No sabemos qué va a pasar con los despachos que el juez ha obligado devolver al antiguo socio de Suárez Gil, Fernández Belda. De repente están estudiando si tienen fecha de caducidad y, a continuación irlos ocupando en plan Perejil, pero sin bandera, banda y música.