El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Felipe Campos, asesor en Tacoronte
A la espera de lo que hagan los socialistas en La Palma, deseosos de profundizar en sus estrechas relaciones con el PP, nadie sabe a estas alturas si habrá caída de los populares en esa isla o si, censura en el Cabildo mediante, será Coalición Canaria la que vuelva a recoger los frutos del recolvón llegado 2015. Las indisciplinas en el PSOE tendrán sus costes, de momento incuantificables. En Tenerife continúan las negociaciones de los cinco concejales de Tacoronte expulsados expeditivamente por haber promovido una moción de censura contra el alcalde Álvaro Dávila, de CC, para gobernar con el PP local. Los apoyos de la Ejecutiva insular se diluyen a medida que se acerca el día del pleno y se confirman los peores presagios legales. Quizás por eso los rebeldes han recurrido al abogado con más batallas libradas de la isla, Felipe Campos, con el que fueron vistos (y fotografiados) este miércoles en densa conversación en una terraza en Santa Cruz de Tenerife. Campos no pasa precisamente por ser un voluntarioso simpatizante del Partido Socialista, lo que empieza a mostrar por qué camino piensan moverse los cinco de Tacoronte una vez queden en desamparo militante. Las tesis jurídicas sobre la inviabilidad de la moción de censura ponen a esos concejales en un aprieto. La más reciente reforma de los estatutos del PSOE impedirían una sentencia como la que salvó a Alpidio Armas en El Hierro porque ya no es preciso un largo proceso que haga pasar la expulsión por una provisionalidad que les evite la consideración automática de tránsfugas. Basta con que la expulsión se comunique a los afectados, como se ha hecho, y que el único concejal socialista que queda en pie, Carlos Medina, informe al secretario de la Corporación de que él es el único miembro del grupo municipal (cosa que todavía no se ha hecho) para que pueda aplicarse la Ley Electoral y se encarezca el número de votos necesarios para que prospere la censura. Si el PSOE abandona su habitual torpeza puede frenar aún la escaramuza, incluso por encima de las habilidades combativas del abogado Felipe Campos. Sería preciso, eso sí, que el sectarismo no ciegue a los que tampoco quieren colocar a Carlos Medina al frente de la gestora de Tacoronte. Cuando una cosa puede empeorar y andan algunos por los alrededores, termina empeorando irremediablemente.
A la espera de lo que hagan los socialistas en La Palma, deseosos de profundizar en sus estrechas relaciones con el PP, nadie sabe a estas alturas si habrá caída de los populares en esa isla o si, censura en el Cabildo mediante, será Coalición Canaria la que vuelva a recoger los frutos del recolvón llegado 2015. Las indisciplinas en el PSOE tendrán sus costes, de momento incuantificables. En Tenerife continúan las negociaciones de los cinco concejales de Tacoronte expulsados expeditivamente por haber promovido una moción de censura contra el alcalde Álvaro Dávila, de CC, para gobernar con el PP local. Los apoyos de la Ejecutiva insular se diluyen a medida que se acerca el día del pleno y se confirman los peores presagios legales. Quizás por eso los rebeldes han recurrido al abogado con más batallas libradas de la isla, Felipe Campos, con el que fueron vistos (y fotografiados) este miércoles en densa conversación en una terraza en Santa Cruz de Tenerife. Campos no pasa precisamente por ser un voluntarioso simpatizante del Partido Socialista, lo que empieza a mostrar por qué camino piensan moverse los cinco de Tacoronte una vez queden en desamparo militante. Las tesis jurídicas sobre la inviabilidad de la moción de censura ponen a esos concejales en un aprieto. La más reciente reforma de los estatutos del PSOE impedirían una sentencia como la que salvó a Alpidio Armas en El Hierro porque ya no es preciso un largo proceso que haga pasar la expulsión por una provisionalidad que les evite la consideración automática de tránsfugas. Basta con que la expulsión se comunique a los afectados, como se ha hecho, y que el único concejal socialista que queda en pie, Carlos Medina, informe al secretario de la Corporación de que él es el único miembro del grupo municipal (cosa que todavía no se ha hecho) para que pueda aplicarse la Ley Electoral y se encarezca el número de votos necesarios para que prospere la censura. Si el PSOE abandona su habitual torpeza puede frenar aún la escaramuza, incluso por encima de las habilidades combativas del abogado Felipe Campos. Sería preciso, eso sí, que el sectarismo no ciegue a los que tampoco quieren colocar a Carlos Medina al frente de la gestora de Tacoronte. Cuando una cosa puede empeorar y andan algunos por los alrededores, termina empeorando irremediablemente.