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Freire, el número uno

De esa guisa, de sport casi fino, Suárez Gil constituyóse en Infecar más bien tarde, a eso de la una, pero antes del potaje. Se le notaba relajado, como esos candidatos sabedores de que el arroz está a punto de pasarse y que, pase lo que pase, lo que está por venir no será peor. Más madrugador que Suárez Gil fue Juan Manuel Freire, que dijo haber acudido ya por la noche y, de hecho, tenía el número uno para tramitar en las mesas de voto colectivo todas las papeletas que tenía delegadas. Freire y su gente tenían cerrada desde las diez de la mañana la terraza de Sotavento como cuartel general de campaña para celebrar lo que fuera. El otro candidato en liza, Ángel Luis Tadeo, votó primero en el colegio de San Bartolomé de Tirajana, donde se produjeron ciertos rifirrafes que, sin embargo, no impidieron que Javier Vidal, de la plataforma anti-zorro, le advirtiera deportivamente que iba a depositar sus papeletas en la urna equivocada. Ello antes de acudir a Infecar, caja de cartón bajo el brazo, para depositar todos sus votos delegados.

De esa guisa, de sport casi fino, Suárez Gil constituyóse en Infecar más bien tarde, a eso de la una, pero antes del potaje. Se le notaba relajado, como esos candidatos sabedores de que el arroz está a punto de pasarse y que, pase lo que pase, lo que está por venir no será peor. Más madrugador que Suárez Gil fue Juan Manuel Freire, que dijo haber acudido ya por la noche y, de hecho, tenía el número uno para tramitar en las mesas de voto colectivo todas las papeletas que tenía delegadas. Freire y su gente tenían cerrada desde las diez de la mañana la terraza de Sotavento como cuartel general de campaña para celebrar lo que fuera. El otro candidato en liza, Ángel Luis Tadeo, votó primero en el colegio de San Bartolomé de Tirajana, donde se produjeron ciertos rifirrafes que, sin embargo, no impidieron que Javier Vidal, de la plataforma anti-zorro, le advirtiera deportivamente que iba a depositar sus papeletas en la urna equivocada. Ello antes de acudir a Infecar, caja de cartón bajo el brazo, para depositar todos sus votos delegados.