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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Un funcionario con un Bin Laden

Seguro que muy pocos de los miles de funcionarios que nos leen cada día han tenido alguna vez en sus manos un billete de 500 euros de curso legal, esos que la sabiduría popular bautizó en su momento como Bin Laden porque todo el mundo hablaba de ellos pero nadie sabía dónde estaban escondidos. Nosotros sin embargo podemos asegurarles que ya conocemos a un funcionario de la Comunidad Autónoma de Canarias que los maneja con inusual familiaridad. Con tanta familiaridad que hasta los muestra en presencia de su señora esposa de él, cada uno empujando su respectivo carrito en la cola del Carrefour. Las cajeras ya lo han bautizado como El Bigotes, en otro sublime ejemplo de sabiduría popular. A ver si don Pedro Herrera, flamante viceconsejero de Justicia, se lo pregunta inocentemente, así, como quien no quiere la cosa, en una de éstas que se lo encuentre en el ascensor de las oficinas de la calle Francisco Gourié. Alquiladas, por supuesto.

Seguro que muy pocos de los miles de funcionarios que nos leen cada día han tenido alguna vez en sus manos un billete de 500 euros de curso legal, esos que la sabiduría popular bautizó en su momento como Bin Laden porque todo el mundo hablaba de ellos pero nadie sabía dónde estaban escondidos. Nosotros sin embargo podemos asegurarles que ya conocemos a un funcionario de la Comunidad Autónoma de Canarias que los maneja con inusual familiaridad. Con tanta familiaridad que hasta los muestra en presencia de su señora esposa de él, cada uno empujando su respectivo carrito en la cola del Carrefour. Las cajeras ya lo han bautizado como El Bigotes, en otro sublime ejemplo de sabiduría popular. A ver si don Pedro Herrera, flamante viceconsejero de Justicia, se lo pregunta inocentemente, así, como quien no quiere la cosa, en una de éstas que se lo encuentre en el ascensor de las oficinas de la calle Francisco Gourié. Alquiladas, por supuesto.