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Habló el virrey: hasta las olas son mías

Alonso, Santana Cazorla y todos los empresarios que con más o menos pasión defienden las explotaciones petrolíferas junto a Canarias, están haciendo su contribución a la carrera política de José Manuel Soria, aportando su respaldo al que esperan convertir en presidente de Canarias en 2015. Una pretensión totalmente respetable pero que refleja muy a las claras dónde creen ellos que está el político que verdaderamente puede atender sus intereses sin pasar apuros de ningún tipo si es sorprendido mezclando agua con aceite; el que es capaz de apretar los tornillos a aquellos altos funcionarios que a su juicio han detenido el futuro de esta región aplicando las mismas leyes que los mismos políticos han elaborado en el Parlamento. Soria ya hace sus deberes por su cuenta, y desde su nuevo puesto de ministro trabaja con denuedo para atender las necesidades de sus empresarios de cabecera y, entre col y col, meter un dedo en el ojo a sus adversarios políticos locales. Lo malo es que con sus atrabiliarias salidas de tono empieza a llevarse por delante el interés de la ciudadanía y la fe de sus propios votantes. Este fin de semana, durante su visita a las Islas, expelió dos exabruptos contra el Gobierno de Paulino Rivero con el fin de que se sepa claramente quién es el virrey, el nuevo pistolero llegado a la ciudad. En su comparecencia posterior a la Junta Directiva Regional del PP, en la que incomprensiblemente nombró a la delegada del Gobierno organizadora del congreso regional de mayo próximo, Soria soltó dos perlas que deberíamos enmarcar para que tengamos muy en cuenta cómo las piensa gastar los próximos años. Ambas perlas iban dedicadas a Paulino Rivero, la primera, por las prospecciones petrolíferas, y la segunda, por el controvertido concurso de asignación de frecuencias de radio.

Alonso, Santana Cazorla y todos los empresarios que con más o menos pasión defienden las explotaciones petrolíferas junto a Canarias, están haciendo su contribución a la carrera política de José Manuel Soria, aportando su respaldo al que esperan convertir en presidente de Canarias en 2015. Una pretensión totalmente respetable pero que refleja muy a las claras dónde creen ellos que está el político que verdaderamente puede atender sus intereses sin pasar apuros de ningún tipo si es sorprendido mezclando agua con aceite; el que es capaz de apretar los tornillos a aquellos altos funcionarios que a su juicio han detenido el futuro de esta región aplicando las mismas leyes que los mismos políticos han elaborado en el Parlamento. Soria ya hace sus deberes por su cuenta, y desde su nuevo puesto de ministro trabaja con denuedo para atender las necesidades de sus empresarios de cabecera y, entre col y col, meter un dedo en el ojo a sus adversarios políticos locales. Lo malo es que con sus atrabiliarias salidas de tono empieza a llevarse por delante el interés de la ciudadanía y la fe de sus propios votantes. Este fin de semana, durante su visita a las Islas, expelió dos exabruptos contra el Gobierno de Paulino Rivero con el fin de que se sepa claramente quién es el virrey, el nuevo pistolero llegado a la ciudad. En su comparecencia posterior a la Junta Directiva Regional del PP, en la que incomprensiblemente nombró a la delegada del Gobierno organizadora del congreso regional de mayo próximo, Soria soltó dos perlas que deberíamos enmarcar para que tengamos muy en cuenta cómo las piensa gastar los próximos años. Ambas perlas iban dedicadas a Paulino Rivero, la primera, por las prospecciones petrolíferas, y la segunda, por el controvertido concurso de asignación de frecuencias de radio.