El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Hace perder 11 millones al Puerto y le dan una plaza vitalicia
No es la primera vez que el nombre de José Daniel López aparece en el orden del día del consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. En la reunión prevista para la tarde de este martes vuelve a figurar, esta vez con una propuesta de resolución que culmina un expediente disciplinario que le fue abierto por grabar subrepticiamente y entregar a la prensa distintas conversaciones con el presidente del organismo, Luis Ibarra, un letrado de la casa y la jefa de los servicios jurídicos. La propuesta de sanción es de un mes de empleo y sueldo, una minucia (muy corporativista, dicho sea de paso) comparada con otro castigo que sufrió -en aquella ocasión de seis años- al considerársele responsable de las numerosas irregularidades detectadas en las obras del muelle de La Esfinge y del dique Sur, en el recinto portuario de Las Palmas.
Aquellos dos proyectos fueron una sucesión vergonzosa de despropósitos, muy al estilo compadre que marcó la gestión portuaria del que fuera su presidente en el periodo 2007-2010, Javier Sánchez-Simón: se ocultó información, se cambió de sitio una escollera, se trajinaron bloques de hormigón de una obra a otra como quien mueve una carretilla de grava, se acortó el manto de defensa del dique, se elevó en más de dos metros una parte del espaldón, se modificó la estructura de las bermas y del núcleo de la banqueta de cimentación, así como su manto de protección, se certificaron unidades de obra y abonos a los contratistas que nada tenían que ver con lo que se ocurría… Todo eso sin pasar por el consejo de administración de la Autoridad Portuaria y se supone que también a espaldas del Ministerio de Fomento. Sólo se supone.
Consecuencia de todo eso fue la apertura de un expediente por parte de la Unión Europea que desembocó en que Puertos de Las Palmas perdiera 11 millones de euros por proceder de los fondos comunitarios gran parte del presupuesto para las obras objeto de aquellos disparates. 11 millones de euros, repetimos, porque no es el chocolate del loro.
Queda por conocer el futuro de unas diligencias penales abiertas contra López y otros por la Fiscalía de Las Palmas en relación a estos mismos hechos que se tramitan en el Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria.
Una auditoría externa, encargada a una ingeniería privada, detectó todas las desviaciones del proyecto y las irregularidades que a la postre condujeron al despido disciplinario del por entonces director de Puertos de Las Palmas, José Daniel López, que sin embargo consiguió que la justicia declarara nulo tal despido por considerar que cuando actuó de aquella manera no lo hizo como funcionario del organismo, sino como cargo de confianza de Puertos del Estado.
Y vaya si hay confianza. Tras esa sucesión de escándalos y el comprobado perjuicio económico al órgano público del que depende, López no solo no ha tenido que soportar ningún tipo de sanción, o una purga como la que se llevó a cabo en el puerto de Málaga por desaguisados semejantes, sino que además, desde Madrid su padrino lo acabó premiando con una plaza de jefe de servicio de por vida. Una plaza que nadie pidió que se creara pero que el director general de Puertos del Estado, José Llorca, consideró menester otorgarle a José Daniel López seguramente para compensar la amistad y la fraternidad que les une.
Para rematar tanto disparate, este portento de la gestión pública, guardián insuperable de las esencias del servicio público, ha reclamado a la Autoridad Portuaria de Las Palmas una indemnización de 300.000 euros por los daños psicológicos sufridos durante este proceso en el que, de momento, solo ha quedado acreditada su manifiesta ineptitud para el cargo de director de un puerto y responsable de obras públicas, aun siendo como es ingeniero de Caminos. Manda Trillos, que diría Federico Huevos.
No es la primera vez que el nombre de José Daniel López aparece en el orden del día del consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. En la reunión prevista para la tarde de este martes vuelve a figurar, esta vez con una propuesta de resolución que culmina un expediente disciplinario que le fue abierto por grabar subrepticiamente y entregar a la prensa distintas conversaciones con el presidente del organismo, Luis Ibarra, un letrado de la casa y la jefa de los servicios jurídicos. La propuesta de sanción es de un mes de empleo y sueldo, una minucia (muy corporativista, dicho sea de paso) comparada con otro castigo que sufrió -en aquella ocasión de seis años- al considerársele responsable de las numerosas irregularidades detectadas en las obras del muelle de La Esfinge y del dique Sur, en el recinto portuario de Las Palmas.
Aquellos dos proyectos fueron una sucesión vergonzosa de despropósitos, muy al estilo compadre que marcó la gestión portuaria del que fuera su presidente en el periodo 2007-2010, Javier Sánchez-Simón: se ocultó información, se cambió de sitio una escollera, se trajinaron bloques de hormigón de una obra a otra como quien mueve una carretilla de grava, se acortó el manto de defensa del dique, se elevó en más de dos metros una parte del espaldón, se modificó la estructura de las bermas y del núcleo de la banqueta de cimentación, así como su manto de protección, se certificaron unidades de obra y abonos a los contratistas que nada tenían que ver con lo que se ocurría… Todo eso sin pasar por el consejo de administración de la Autoridad Portuaria y se supone que también a espaldas del Ministerio de Fomento. Sólo se supone.