El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Hilario Rodríguez, exaltado
No está gustando mucho en determinados sectores de Coalición Canaria en la isla de Tenerife el color, el olor y el sabor que está adquiriendo el movimiento llamado Secundino Delgado, una especie de corriente de opinión dentro de la formación nacionalista que aboga por una reconsideración de la cuestión soberanista con tendencia clara al independentismo. Forman parte de ese movimiento algunos teóricos muy respetables del nacionalismo canario, acompañados en las bandas por algunos exaltados que estropean las inquietudes y que, de paso, generan confusión y ruido ambiental. Hace unos días, el concejal de Santa Cruz de Tenerife Hilario Rodríguez pidió permiso a la periodista Teresa Cárdenes, que lo acababa de entrevistar, para decir dos cosas antes de dar por concluida la conversación. La respuesta, por supuesto, fue positiva, lo que condujo a Rodríguez a exclamar por dos veces “¡Viva Canarias Libre!” El núcleo independentista que representa Hilario Rodríguez, que nació en Santa Cruz al calorcito que les proporcionaba Miguel Zerolo, se ha ido creciendo, y avalado por la fuerza y el estímulo que les confieren los delirantes editoriales de El Día, ha puesto en más de un aprieto político al alcalde José Manuel Bermúdez. Pero como la estulticia no entiende de fronteras municipales, el grupo de Hilario Rodríguez pretende establecerse en La Laguna, lo que ha empezado a mosquear seriamente a su alcalde, Francisco Clavijo, propenso a protagonizar los editoriales de don Pepito ma non troppo. Atentos, pues
No está gustando mucho en determinados sectores de Coalición Canaria en la isla de Tenerife el color, el olor y el sabor que está adquiriendo el movimiento llamado Secundino Delgado, una especie de corriente de opinión dentro de la formación nacionalista que aboga por una reconsideración de la cuestión soberanista con tendencia clara al independentismo. Forman parte de ese movimiento algunos teóricos muy respetables del nacionalismo canario, acompañados en las bandas por algunos exaltados que estropean las inquietudes y que, de paso, generan confusión y ruido ambiental. Hace unos días, el concejal de Santa Cruz de Tenerife Hilario Rodríguez pidió permiso a la periodista Teresa Cárdenes, que lo acababa de entrevistar, para decir dos cosas antes de dar por concluida la conversación. La respuesta, por supuesto, fue positiva, lo que condujo a Rodríguez a exclamar por dos veces “¡Viva Canarias Libre!” El núcleo independentista que representa Hilario Rodríguez, que nació en Santa Cruz al calorcito que les proporcionaba Miguel Zerolo, se ha ido creciendo, y avalado por la fuerza y el estímulo que les confieren los delirantes editoriales de El Día, ha puesto en más de un aprieto político al alcalde José Manuel Bermúdez. Pero como la estulticia no entiende de fronteras municipales, el grupo de Hilario Rodríguez pretende establecerse en La Laguna, lo que ha empezado a mosquear seriamente a su alcalde, Francisco Clavijo, propenso a protagonizar los editoriales de don Pepito ma non troppo. Atentos, pues