El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
En horas 24 y sin notificar a las partes
Para los que se ríen cuando decimos que en en Palacio de Justicia y sedes anejas hay siempre algún que otro burro volador, les invitamos a rememorar aquellos sucesos del verano de 2009 en la misma Sección Primera de lo Contencioso-Administrativo. El recurso de Santana Cazorla contra un auto de un juzgado de lo Contencioso tuvo entrada el 30 de julio. Sobre la marcha se formó rollo de apelación, se asignó número de apelación y se dictó por la Sala, formada por Gómez Cáceres (ponente), Jaime Borrás y Javier Varona, providencia dando por recibidos los autos de medidas cautelares. Ese auto ordenaba la iniciación de la tramitación del recurso, que declaraba concluso y pendiente de dictar resolución, nombrando a Gómez Cáceres magistrado ponente. Al día siguiente, 31 de julio, un nuevo auto alteraba la composición del tribunal y la designación de ponente alegando que el que así actuó no era el que había sido designado por turno de reparto. Todo ello, como en la sentencia de Emalsa, sin notificar tales resoluciones a las partes personadas en la causa. Pero hay más.
Para los que se ríen cuando decimos que en en Palacio de Justicia y sedes anejas hay siempre algún que otro burro volador, les invitamos a rememorar aquellos sucesos del verano de 2009 en la misma Sección Primera de lo Contencioso-Administrativo. El recurso de Santana Cazorla contra un auto de un juzgado de lo Contencioso tuvo entrada el 30 de julio. Sobre la marcha se formó rollo de apelación, se asignó número de apelación y se dictó por la Sala, formada por Gómez Cáceres (ponente), Jaime Borrás y Javier Varona, providencia dando por recibidos los autos de medidas cautelares. Ese auto ordenaba la iniciación de la tramitación del recurso, que declaraba concluso y pendiente de dictar resolución, nombrando a Gómez Cáceres magistrado ponente. Al día siguiente, 31 de julio, un nuevo auto alteraba la composición del tribunal y la designación de ponente alegando que el que así actuó no era el que había sido designado por turno de reparto. Todo ello, como en la sentencia de Emalsa, sin notificar tales resoluciones a las partes personadas en la causa. Pero hay más.