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La imagen y la honestidad dañada por los suyos

Aunque no diéramos crédito a lo que leían nuestros ojos en el escrito de Bermúdez, entendemos que un político de largo recorrido como el vicepresidente primero de la Corporación tinerfeña quiera matizar cuestiones que en ningún momento, este periódico, ha puesto negro sobre blanco. Dice el dirigente ático que aunque fue accionista de la mercantil inmobiliaria de los González Toledo desde 2001 hasta el 24 de abril de 2007, nunca tuvo que ver con la gestión diaria de la sociedad, ni fue administrador, ni asistió a su Junta General ni nada por el estilo. Entiende Bermúdez que relacionarlo con el caso Arona, “cuando no figuro ni como imputado, ni tan siquiera como testigo”, daña “mi imagen y mi honestidad”. No es para menos con lo que se cuece en ese sumario, añadimos nosotros. Pero, en todo caso, quienes hayan podido atentar contra la imagen y la honestidad del vicepresidente primero no son otros que el Cheché y el Tata. O para ser más exactos, Cheché, que Tata se enteró por él de las relaciones de Bermúdez con los hermanos de Las Chafiras. Hasta 2007, por supuesto.

Aunque no diéramos crédito a lo que leían nuestros ojos en el escrito de Bermúdez, entendemos que un político de largo recorrido como el vicepresidente primero de la Corporación tinerfeña quiera matizar cuestiones que en ningún momento, este periódico, ha puesto negro sobre blanco. Dice el dirigente ático que aunque fue accionista de la mercantil inmobiliaria de los González Toledo desde 2001 hasta el 24 de abril de 2007, nunca tuvo que ver con la gestión diaria de la sociedad, ni fue administrador, ni asistió a su Junta General ni nada por el estilo. Entiende Bermúdez que relacionarlo con el caso Arona, “cuando no figuro ni como imputado, ni tan siquiera como testigo”, daña “mi imagen y mi honestidad”. No es para menos con lo que se cuece en ese sumario, añadimos nosotros. Pero, en todo caso, quienes hayan podido atentar contra la imagen y la honestidad del vicepresidente primero no son otros que el Cheché y el Tata. O para ser más exactos, Cheché, que Tata se enteró por él de las relaciones de Bermúdez con los hermanos de Las Chafiras. Hasta 2007, por supuesto.