El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El imponente y temido gestor
Ya les hemos descrito estos días en CANARIAS AHORA cómo es la empresa pública Gesplan por fuera, cómo la presenta públicamente su gerente, Rafael Castellano; cómo la perciben los empresarios, los arquitectos, los ingenieros y los políticos. Cuál está siendo su llamativa estrategia de penetración en las instituciones y en la economía de Canarias, cómo capta clientes y cómo los hace cautivos por la vía del decreto. Hoy les vamos a contar un poquito cómo la ven sus trabajadores, o al menos los pocos trabajadores que se han atrevido a hablar con nosotros, eso sí, exigiéndonos el máximo compromiso de confidencialidad. Eso ha sido lo primero que nos ha llamado la atención. Hasta ahora no conocíamos de una empresa pública cuyos representantes sindicales no se atrevan a hablar con los medios informativos por temor a represalias. Y si ese temor está instalado en los delegados de los trabajadores, ya podrán imaginarse cuál es el grado de terror en el resto de la plantilla. Efectivamente, en Gesplan se ha instalado un régimen laboral verdaderamente tiránico. Los gritos, los portazos, las reprimendas en público son una constante. No se respira un ambiente relajado de trabajo. ¿Los motivos? La gente tiene miedo a que, por cualquier mal entendido, se abra un expediente, como ha ocurrido en alguna ocasión. ¿Por llegar a las 07.43 en lugar de a la extraña hora de entrada a la oficina, las 07,42? Pues sí, por un minuto de retraso se abre un expediente por falta leve, que se transforma en grave ante el segundo retraso.
Ya les hemos descrito estos días en CANARIAS AHORA cómo es la empresa pública Gesplan por fuera, cómo la presenta públicamente su gerente, Rafael Castellano; cómo la perciben los empresarios, los arquitectos, los ingenieros y los políticos. Cuál está siendo su llamativa estrategia de penetración en las instituciones y en la economía de Canarias, cómo capta clientes y cómo los hace cautivos por la vía del decreto. Hoy les vamos a contar un poquito cómo la ven sus trabajadores, o al menos los pocos trabajadores que se han atrevido a hablar con nosotros, eso sí, exigiéndonos el máximo compromiso de confidencialidad. Eso ha sido lo primero que nos ha llamado la atención. Hasta ahora no conocíamos de una empresa pública cuyos representantes sindicales no se atrevan a hablar con los medios informativos por temor a represalias. Y si ese temor está instalado en los delegados de los trabajadores, ya podrán imaginarse cuál es el grado de terror en el resto de la plantilla. Efectivamente, en Gesplan se ha instalado un régimen laboral verdaderamente tiránico. Los gritos, los portazos, las reprimendas en público son una constante. No se respira un ambiente relajado de trabajo. ¿Los motivos? La gente tiene miedo a que, por cualquier mal entendido, se abra un expediente, como ha ocurrido en alguna ocasión. ¿Por llegar a las 07.43 en lugar de a la extraña hora de entrada a la oficina, las 07,42? Pues sí, por un minuto de retraso se abre un expediente por falta leve, que se transforma en grave ante el segundo retraso.