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El impulso que llegó de Chile

Pero volvamos a la privatización de Emalsa. Unos pocos días antes del pleno de 2001 que definitivamente iba a consagrar la privatización de Emalsa, los nervios hacían mella en las cúpulas de Saur y de Unelco-Endesa. La decisión de un solo hombre, José Manuel Soria, podía truncar un magnifico negocio que años después dio sus primeras plusvalías en la venta que la eléctrica hizo en favor de Sacyr. Soria no tenía nada que perder inclinando la balanza en favor de Aquagest-Aguas de Barcelona, encabezada entonces en Canarias por el influyente abogado, ya retirado, José Juan Gonzalez Batista, que nunca se plegó a exigencias económicas que no pudieran recogerse en contrato. Así que las dudas se detectaban en la otra parte, la que sí tenía mucho que perder. En un despacho discreto de la calle de Los Malteses, a pocos días del pleno del Ayuntamiento, Curro Fernández Roca explicaba a sus dos interlocutores esos sentimientos del alcalde, sobre el que él influía notablemente. Los dos empresarios escucharon impasibles a aquel hombre del que conocían muchas más cosas de las que él imaginaba, y se marcharon con la impresión de que no iban a poder alcanzar su propósito. Pero el impulso necesario, tras una genialidad de la cúpula de Endesa, llegó desde Chile, donde trabajaba como directivo de la eléctrica un canario que poco después se convirtió en gerente de Emalsa y, acto seguido, en director general de Endesa en Canarias, cargo que ocupa en la actualidad. El acuerdo se adoptó y las cosas se quedaron tal como estaban en la compañía del agua de Las Palmas de Gran Canaria. Ahora el debate está abierto en torno a la venta del 34% que aún posee el Ayuntamiento, de nuevo en manos del PP. Pero ésa es otra historia.

Pero volvamos a la privatización de Emalsa. Unos pocos días antes del pleno de 2001 que definitivamente iba a consagrar la privatización de Emalsa, los nervios hacían mella en las cúpulas de Saur y de Unelco-Endesa. La decisión de un solo hombre, José Manuel Soria, podía truncar un magnifico negocio que años después dio sus primeras plusvalías en la venta que la eléctrica hizo en favor de Sacyr. Soria no tenía nada que perder inclinando la balanza en favor de Aquagest-Aguas de Barcelona, encabezada entonces en Canarias por el influyente abogado, ya retirado, José Juan Gonzalez Batista, que nunca se plegó a exigencias económicas que no pudieran recogerse en contrato. Así que las dudas se detectaban en la otra parte, la que sí tenía mucho que perder. En un despacho discreto de la calle de Los Malteses, a pocos días del pleno del Ayuntamiento, Curro Fernández Roca explicaba a sus dos interlocutores esos sentimientos del alcalde, sobre el que él influía notablemente. Los dos empresarios escucharon impasibles a aquel hombre del que conocían muchas más cosas de las que él imaginaba, y se marcharon con la impresión de que no iban a poder alcanzar su propósito. Pero el impulso necesario, tras una genialidad de la cúpula de Endesa, llegó desde Chile, donde trabajaba como directivo de la eléctrica un canario que poco después se convirtió en gerente de Emalsa y, acto seguido, en director general de Endesa en Canarias, cargo que ocupa en la actualidad. El acuerdo se adoptó y las cosas se quedaron tal como estaban en la compañía del agua de Las Palmas de Gran Canaria. Ahora el debate está abierto en torno a la venta del 34% que aún posee el Ayuntamiento, de nuevo en manos del PP. Pero ésa es otra historia.