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¿Insolencia? ¿Provocación? ¿Impunidad?

En las actas del Cabildo de Gran Canaria figura una de las frases más chulescas jamás pronunciadas por un presidente de esa institución. Corresponde al pleno de septiembre del año 2005. El portavoz de la oposición socialista, José Miguel Pérez, preguntaba al presidente de la Corporación, José Manuel Soria, por la veracidad de unas informaciones de CANARIAS AHORA sobre su viaje de agosto a Austria y Noruega en compañía del empresario noruego Björn Lyng. Soria respondió de modo altanero que sí, que eran ciertas las noticias, que se trataba de sus vacaciones privadas y que no le daba la gana de comentar nada más, que el socialista preguntara a Zapatero sobre sus vacaciones en el yate de un amigo. Fue el primer episodio institucional del caso Salmón, cuyo desenlace ya conocen. Su principal protagonista, hoy ministro, parece haber olvidado la lección y la conveniencia de guardar las formas. Las formas llevaron al ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo a dimitir por haber coincidido con el juez Garzón en una multitudinaria cacería en los inicios del caso Gürtel. Por participar en unos cursos universitarios financiados por el Banco Santander, el mismo juez se vio sometido a una cacería judicial y mediática de la que acaba de salir malherido hace solo unos días. A Soria, bregado en mil provocaciones, en miles de insolencias y protegido por la impunidad, le resbalan esos antecedentes, incluidos los propios. Por eso le ha dado igual aceptar participar en un foro pagado por Repsol, a quien está haciendo el favor del siglo adelantándole unas prospecciones antes de que la Unión Europea aplique unas exigencias que las encarecerán en 140 millones de euros.

En las actas del Cabildo de Gran Canaria figura una de las frases más chulescas jamás pronunciadas por un presidente de esa institución. Corresponde al pleno de septiembre del año 2005. El portavoz de la oposición socialista, José Miguel Pérez, preguntaba al presidente de la Corporación, José Manuel Soria, por la veracidad de unas informaciones de CANARIAS AHORA sobre su viaje de agosto a Austria y Noruega en compañía del empresario noruego Björn Lyng. Soria respondió de modo altanero que sí, que eran ciertas las noticias, que se trataba de sus vacaciones privadas y que no le daba la gana de comentar nada más, que el socialista preguntara a Zapatero sobre sus vacaciones en el yate de un amigo. Fue el primer episodio institucional del caso Salmón, cuyo desenlace ya conocen. Su principal protagonista, hoy ministro, parece haber olvidado la lección y la conveniencia de guardar las formas. Las formas llevaron al ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo a dimitir por haber coincidido con el juez Garzón en una multitudinaria cacería en los inicios del caso Gürtel. Por participar en unos cursos universitarios financiados por el Banco Santander, el mismo juez se vio sometido a una cacería judicial y mediática de la que acaba de salir malherido hace solo unos días. A Soria, bregado en mil provocaciones, en miles de insolencias y protegido por la impunidad, le resbalan esos antecedentes, incluidos los propios. Por eso le ha dado igual aceptar participar en un foro pagado por Repsol, a quien está haciendo el favor del siglo adelantándole unas prospecciones antes de que la Unión Europea aplique unas exigencias que las encarecerán en 140 millones de euros.