El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La insoportable levedad de Clavijo
Un mal día lo tiene cualquiera. Pero el que este jueves ha vivido el candidato de Coalición Canaria a la presidencia del Gobierno, Fernando Clavijo, quizás sea el peor de su carrera política. Todo parecía de color de rosa cuando comprobó, a las nueve de la mañana, el poder de convocatoria de Editorial Prensa Canaria, que llenó para él de lo más florido del mundo empresarial grancanario el salón Arencibia del hotel Santa Catalina. No faltaba casi nadie, por lo que no exageramos nada si decimos que allí se concentró por lo menos el 90% del PIB de la isla, ávido por conocer a quien la patronal, el Círculo de Empresarios, ¡y hasta el PP! han vendido como el mejor candidato nacionalista posible para conseguir que la derecha vuelva al poder en Canarias. Y en ese sentido, Clavijo dio el do de pecho, pero con tanto falsete que no consiguió cautivar como pretendía a la audiencia, que le aplaudió por cortesía sin reclamar del tenor ni un mísero bis. Una encuesta rápida realizada al término del desayuno a media docena de empresarios presentes no dejaba lugar a dudas. Los más generosos calificaron al candidato de “flojo” o “flojito”. Otros un poco más críticos tacharon su discurso de “pura retórica”, para tras una breve pausa y reflexión urgente, sustituir el término por el de “puro cotorreo”. El más duro con el candidato fue un empresario del poderoso sector agrícola que se expresó reforzando sus palabras con una cara de susto inmenso para exclamar “¡qué miedo!” Pero el candidato al menos podía irse con la conciencia de haberse estrenado en una plaza difícil y de haber obtenido al menos un aprobado raso. Sin embargo, la cosa se truncó repentinamente unos minutos después cuando desde La Laguna le comunicaron que había llegado un auto explosivo del juez César Romero Pamparacuatro por el que se le imputan cuatro delitos por su gestión al frente de ese Ayuntamiento. De candidato flojo, Clavijo pasó automáticamente a convertirse en un candidato cojo. Por mucho que las imputaciones puedan calificarse de serie B (no hay asalto a la lata del gofio, que se sepa), una imputación así a estas alturas, cuando faltan seis escasos meses para las elecciones y en un ambiente político y social enrarecido por todo lo que está ocurriendo en España, lo convierten en un lastre para su propio partido. Si como dicen en Cuba, “lo que ocurre conviene”, la oportunidad es única para sustituirlo por otro candidato al que no le tiemblen las piernas ante los poderes económicos y que, por supuesto, no tenga a su alrededor la más leve sombra de imputación penal.
La imputación de Pamparacuatro
Luego le entraremos a los principios programáticos que anunció a los empresarios grancanarios Fernando Clavijo en un remedo de Podemos pero en versión isloteñista y cargando a la derecha. Antes, por supuesto, el auto de imputación que le envió este miércoles el Juzgado de Instrucción número 1 de La Laguna al alcalde de la ciudad. Son, vaya por delante, delitos relacionados con la corrupción de serie B, es decir, de esos que no tiene relación con meter la mano en la lata del gofio o recibir una dádiva, prebenda o mordida de alguien a cambio de un favorcete. Suenan duros los delitos de prevaricación, falsedad en documento oficial, malversación de caudales públicos o tráfico de influencias, pero aplicados en concreto a este caso se convierten en corruptelas derivadas de lo que se puede encuadrar en lo que se comúnmente se llama alcaldada. Fernando Clavijo, según el juez César Romero Pamparacuatro, pudo haber delinquido al haber enchufado a un par de recomendados en una empresa que presta servicios al Ayuntamiento, Urbaser; también por haber postergado el precinto de una discoteca que infringía la ordenanza de ruidos a petición del empresario infractor, por otra parte imputado en otra pieza del procedimiento por graves y millonarios delitos; y por último, el alcalde carga con dos delitos más por presuntamente haberse saltado sus propias normas municipales en el proceso de ayudas a los afectados por aluminosis de Las Chumberas, beneficiando a los que tenían rentas que superaban el umbral máximo para ser acreedores de las mismas. Pero aun tratándose de meras alcaldadas, tan frecuentes como indeseables en la vida pública, lo que no admite discusión es que Clavijo no se ha conducido de la manera exigible y lo han trincado amañando todos esos desmanes por teléfono, con lo peligroso que resulta eso.
Más poder a los ayuntamientos
Resulta muy elocuente que es misma mañana, sólo una hora u hora y media antes de que conociera el auto de imputación, el alcalde de La Laguna anunciaba a los empresarios congregados en el hotel Santa Catalina que uno de sus propósitos si llega a gobernar Canarias es simplificar los procesos administrativos sobre proyectos inversores delegando más competencias en los cabildos y en los ayuntamientos. Lo que defendió como una descentralización y una simplificación administrativas no es otra cosa que colocar a alcaldes o concejales de Urbanismo en el punto caliente de decisiones comprometidas por su entorno o por las presiones de fuerzas más poderosas que las suyas. Cuando todas las doctrinas de salvaguarda legal aconsejan alejar la decisión última de ese punto caliente municipal, va el candidato de CC y las devuelve a ese ámbito, olvidando, además, que suelen ser los Ayuntamientos los que más problemas plantean a los presuntos inversores. Véase si no, lo ocurrido recientemente con la ampliación del hotel Riu de Meloneras, que fue capaz de hacer 66 nuevas habitaciones, cuatro piscinas y un restaurante con tan solo una licencia de obra menor. Un candidato que esa misma mañana resultaba imputado por unas alcaldadas no es, desde luego, el mejor aval para defender el traspaso de más poderes a los alcaldes.
“Un día clave para Canarias”
La imputación de Fernando Clavijo en un proceso penal lo invalida casi por completo como candidato. Y decimos casi porque su partido es capaz de mantenerlo a pesar de la amplia corriente política y ciudadana que clama por el máximo de limpieza en los partidos políticos. Hay una auténtica purga en todas las formaciones, excepto en el PP, que se lo sigue pensando. El PSOE, sin ir más lejos, está llamando a consultas a los candidatos con imputaciones para que se expliquen en Ferraz, de modo y manera que el tamaño de los delitos que se le investigan se sometan a una especia de corruptómetro para echarlos para atrás o dejarlos presentarse en las listas socialistas. Que sepamos, ya han sido convocados desde Canarias el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo; el vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Aurelio Abreu, y el candidato socialista a Arrecife, José Montelongo, los dos primeros con escasas posibilidades de salvar el examen. Pero Coalición Canaria tiene desde este jueves un grave problema que habrá de resolver cuanto antes, al menos si no quiere dar ventaja a los adversarios. La opción más saludable sería que Clavijo se retirara y diera paso a un nuevo proceso de elección, para el que se supone que habría al menos un candidato seguro, Paulino Rivero, que este jueves se despachaba tan campante en su cuenta de Twitter anunciando que el de ayer fue Hoy ha sido un día clave para la historia de #Canarias con la inauguración del 1er Parque Tecnológico de Canarias en Fuerteventura.
¿Presentarán a Ruano?
El candidato que habría de enfrentarse en ese nuevo e hipotético proceso interno de CC para sustituir a Clavijo podría ser tranquilamente José Miguel Ruano, que este jueves por la tarde enviaba a todos los presidentes insulares un mensaje de WhatsApp explicando en versión amable el auto de Pamparacuatro. Ruano se sitúa en la misma cuerda clavijista dentro de Coalición Canaria y sería bien visto por los sectores que abogan por reeditar en 2015 un nuevo pacto con el Partido Popular. De hecho, este schamanero afincado hace décadas en Tenerife fue el más estrecho colaborador (por no decir que cómplice) de José Manuel Soria durante los años en que CC y PP compartieron Gobierno. Nadie podría asegurar en estos momentos que la reapertura del proceso de elección de otro candidato no vaya a suponer un tremendo desgaste para la organización nacionalista, ya lastrada por la división que generó la designación de Clavijo. Pero doctores tiene CC para darle la vuelta a este contratiempo y presentarse, siempre que retiren al alcalde de La Laguna, como baluartes de la pulcritud política. La última opción, bastante traumática a priori, sería proclamar de nuevo candidato a Paulino Rivero, pero la virulencia con que lo apartaron y el discurso sostenido por el nuevo orden ático tras su defenestración harían indigerible esa propuesta.
Cosas que dijo Clavijo en Gran Canaria
La irrupción del auto de Pamparacuatro en el panorama político este jueves desinfló por completo el análisis que merecía la intervención de la mañana de Fernando Clavijo ante los empresarios grancanarios. Fue un discurso penoso, pronunciado para satisfacer al auditorio, lo que finalmente consiguió un efecto contrario, más cercano a la desconfianza por la sucesión interminable de guiños, que a la solvencia que debe presentar un candidato a presidente de todos los canarios, incluidos, por supuesto, los empresarios. Abrazando la tendencia inaugurada por Podemos y UPyD de renunciar a encuadrarse en un espectro ideológico concreto con el único objetivo de alcanzar el poder, Clavijo se instaló en un “todo lo que ustedes quieran” más propio de un director general que rinde cuentas ante su junta general de accionistas que de un candidato con un programa creíble. Estas fueron algunas de sus perlas:
- Hay que simplificar la Administración y “reducir las complicaciones que ponemos a los proyectos empresariales”. No puede ser que el promedio medio de tramitación de un proyecto sea de cuatro años. “Si soy elegido presidente, descentralizaré competencias en cabildos y ayuntamientos”.
- El problema “no es tanto la sobredimensión de la Administración pública, sino la desorganización y el exceso de intervención”
- La corrupción se ataja “simplificando los expedientes administrativos”. En La Laguna basta con que un empresario “presente los papeles” para que ya pueda abrir al día siguiente, pagar los alquileres y hacer caja. “Y ya irá la Administración a inspeccionar y a corregir lo que esté mal”. Repasando el caso Corredor, matriz de la pieza por la que Clavijo ha estado imputado, la teoría se tropieza con unos catastróficos resultados.
- Habrá una Consejería específica de Economía (“en exclusiva”, dijo) “para cambiar esta situación”, porque hay que reducir el peso del sector público, que cifró en el 18%.
- Sin embargo, ese adelgazamiento del sector público se convirtió luego en engorde cuando habló de la necesidad de que se invierta más en infraestructuras para generar empleo.
- Los dineros para políticas activas de empleo no deben seguir yendo a los ayuntamientos para que contraten “a unos operarios seis meses y luego vayan al paro”. Esos millones deben ir en forma de bonificación a los empresarios para que contraten más barato y luego hagan fijos a los trabajadores que demuestren su valía.
- La política económica en Canarias “va por un lado y la educativa por otro”. A su juicio, la actual FP canaria, una de las mejores de España, no está “dotando de recursos humanos a nuestro sistema productivo”, lo que provoca que los puestos de trabajo los ocupen personas de fuera.
- La reforma electoral no es una prioridad. Al igual que dijo Soria en una ocasión, Clavijo sostuvo ante los presentes que a él nadie lo para por la calle para pedirle que cambie la ley electoral. “Sin embargo, si me lo piden los sindicatos, los empresarios o las asociaciones de vecinos, lo estudiaríamos”.
- Clavijo es partidario de dar libertad a los empresarios para construir hoteles de cuatro estrellas porque a su juicio la rehabilitación de la vieja planta sólo da empleo temporal al sector de la construcción
- Las subvenciones al transporte o a la agricultura son para Clavijo “compensaciones”.
- Las leyes de protección ambiental fueron elaboradas “en momentos anteriores”, por lo que es partidario de cambiarlas y adaptarlas a los nuevos tiempos.
- Sobre los pactos: “me va a dar igual uno que otro (PSOE o PP), y si están todos, mejor”.
- “En los 1.550 días de una legislatura tendremos que ejecutar muchas pequeñas acciones que no debemos mezclar con las ideologías”.
- “¿Estamos seguros de que el petróleo irá al PIB de Canarias o solo a la cuenta de resultados de Repsol?”
Un auto providencial y polémico
Nunca un auto judicial pudo ser más providencial que el de Pamparacuatro. Un auto que requeriría un análisis aparte por el repaso que el juez le mete a la Consejería de Presidencia y Justicia, a la que responsabiliza casi en exclusiva del retraso de más de dos años en levantar el secreto de la causa, abierta en 2010, que incluyó intervenciones telefónicas y otras pesquisas que iremos conociendo próximamente. Ese retraso podría operar jurídicamente en favor de los imputados, que hasta podrían pedir la nulidad de las actuaciones por vulneración de sus derechos. Pero una cosa es el archivo de una causa judicial por razones puramente procesales y otra bien distinta las responsabilidades políticas por un comportamiento bastante cuestionable. El caso del escáner que el juez reiteradamente pidió a la Dirección General de Justicia del Gobierno de Canarias para poder entregar a las 14 partes personadas en la causa los 8.000 folios de que consta, va a ser la comidilla en los ambientes políticos y judiciales isleños. El cachivache llegó, se lo dejaron usar un tiempo a los funcionarios, pero requerido por los juzgados de Los Llanos de Aridane, para allá que se fue para frustración de Instrucción 1 de La Laguna. Pamparacuatro, que ya conoce por dentro cómo funciona el sistema político-judicial canario, hace en su auto un extenso relato de sus desencuentros con la Consejería de Presidencia y Justicia que, al parecer, no tiene fondos para dotar a los juzgados de lo que se le reclama para causas especiales de corrupción.
Un mal día lo tiene cualquiera. Pero el que este jueves ha vivido el candidato de Coalición Canaria a la presidencia del Gobierno, Fernando Clavijo, quizás sea el peor de su carrera política. Todo parecía de color de rosa cuando comprobó, a las nueve de la mañana, el poder de convocatoria de Editorial Prensa Canaria, que llenó para él de lo más florido del mundo empresarial grancanario el salón Arencibia del hotel Santa Catalina. No faltaba casi nadie, por lo que no exageramos nada si decimos que allí se concentró por lo menos el 90% del PIB de la isla, ávido por conocer a quien la patronal, el Círculo de Empresarios, ¡y hasta el PP! han vendido como el mejor candidato nacionalista posible para conseguir que la derecha vuelva al poder en Canarias. Y en ese sentido, Clavijo dio el do de pecho, pero con tanto falsete que no consiguió cautivar como pretendía a la audiencia, que le aplaudió por cortesía sin reclamar del tenor ni un mísero bis. Una encuesta rápida realizada al término del desayuno a media docena de empresarios presentes no dejaba lugar a dudas. Los más generosos calificaron al candidato de “flojo” o “flojito”. Otros un poco más críticos tacharon su discurso de “pura retórica”, para tras una breve pausa y reflexión urgente, sustituir el término por el de “puro cotorreo”. El más duro con el candidato fue un empresario del poderoso sector agrícola que se expresó reforzando sus palabras con una cara de susto inmenso para exclamar “¡qué miedo!” Pero el candidato al menos podía irse con la conciencia de haberse estrenado en una plaza difícil y de haber obtenido al menos un aprobado raso. Sin embargo, la cosa se truncó repentinamente unos minutos después cuando desde La Laguna le comunicaron que había llegado un auto explosivo del juez César Romero Pamparacuatro por el que se le imputan cuatro delitos por su gestión al frente de ese Ayuntamiento. De candidato flojo, Clavijo pasó automáticamente a convertirse en un candidato cojo. Por mucho que las imputaciones puedan calificarse de serie B (no hay asalto a la lata del gofio, que se sepa), una imputación así a estas alturas, cuando faltan seis escasos meses para las elecciones y en un ambiente político y social enrarecido por todo lo que está ocurriendo en España, lo convierten en un lastre para su propio partido. Si como dicen en Cuba, “lo que ocurre conviene”, la oportunidad es única para sustituirlo por otro candidato al que no le tiemblen las piernas ante los poderes económicos y que, por supuesto, no tenga a su alrededor la más leve sombra de imputación penal.