El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Invoca en su defensa al arzobispo Romero
Hemos leído en el perfil de Facebook la estrategia que ha desplegado en su defensa el párroco de Vecindario, y su actitud pasa del presunto ilícito penal a la caradura más grotesca que se pueda permitir. Amonestado por el vicario general, el cura se queja amargamente de “la iglesia de la que formo parte”, y cuenta cómo colgó unas “pruebas sonoras” que a su juicio desenmascarían la forma de actuar de “algunos políticos” que “disfrazados de humildes corderos son lobos feroces”. Tras describir la queja de Antonio Ruiz, al que reprocha que no se lo dijera a él antes que al vicario, el cura termina con un desquiciante intento de justificar su acción comparándose con el arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado en El Salvador por luchar contra la corrupción y las dictaduras: “Si Óscar Arnulfo Romero está en el cielo, y seguro que lo está porque es un mártir de Cristo, se estará descojonando de nosotros”, escribe este sublime sacerdote. “Tranquilo, tu muerte no ha sido en vano”, reflexiona el cura, para rematar con una gloriosa invocación a su jefe máximo: “Quizás si Jesucristo hubiera sido cómplice del poder judeo-romano de su tiempo y hubiese callado tanta injusticia, podía haberse muerto de viejo en una cama y no en una cruz”. Y la auto-absolución final: “Señor Jesús, estoy firmemente convencido de que tú y únicamente tú eres el salvador del género humano”. Pues a rezar, reverendísimo padre, para que no lo incluyan en la querella masiva que se prepara.
Hemos leído en el perfil de Facebook la estrategia que ha desplegado en su defensa el párroco de Vecindario, y su actitud pasa del presunto ilícito penal a la caradura más grotesca que se pueda permitir. Amonestado por el vicario general, el cura se queja amargamente de “la iglesia de la que formo parte”, y cuenta cómo colgó unas “pruebas sonoras” que a su juicio desenmascarían la forma de actuar de “algunos políticos” que “disfrazados de humildes corderos son lobos feroces”. Tras describir la queja de Antonio Ruiz, al que reprocha que no se lo dijera a él antes que al vicario, el cura termina con un desquiciante intento de justificar su acción comparándose con el arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado en El Salvador por luchar contra la corrupción y las dictaduras: “Si Óscar Arnulfo Romero está en el cielo, y seguro que lo está porque es un mártir de Cristo, se estará descojonando de nosotros”, escribe este sublime sacerdote. “Tranquilo, tu muerte no ha sido en vano”, reflexiona el cura, para rematar con una gloriosa invocación a su jefe máximo: “Quizás si Jesucristo hubiera sido cómplice del poder judeo-romano de su tiempo y hubiese callado tanta injusticia, podía haberse muerto de viejo en una cama y no en una cruz”. Y la auto-absolución final: “Señor Jesús, estoy firmemente convencido de que tú y únicamente tú eres el salvador del género humano”. Pues a rezar, reverendísimo padre, para que no lo incluyan en la querella masiva que se prepara.