El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Una lengua incendiaria
La desventaja de los políticos que hablan mucho es que son presos de sus propias palabras. Y Soria es de esos políticos que habla mucho, incluso diríamos que demasiado. Se mete en todos los jardines, tengan o no tengan que ver con su especialidad, atribuciones o competencias, y es especialmente pródigo en declaraciones cuando de lo que se trata es de meter el dedo en el ojo al contrario. Estos días protagoniza con Paulino Rivero una absurda, improductiva y poco edificante polémica pública acerca de los incendios forestales y sobre si fueron galgos o podencos los que llamaron a la una, a las dos o a las tres a pedir hidroaviones, o si la base de estos artilugios debe montarse en Canarias o mantenerse en Baleares, donde hay una sin que exista allí un parque nacional al estilo de los cuatro que hay por estos peñascos. La hemeroteca demuestra que desde los graves incendios de 2007 en Gran Canaria, Paulino Rivero puso en marcha su conocida reclamación al Gobierno de España (entonces en manos de Zapatero) para que se estableciera aquí una de esas bases, empeño hasta ahora infructuoso vaya usted a saber por qué. Pero las mismas hemerotecas dejan nuevamente a Soria y a su pertinaz verborrea en una posición harto comprometida porque ese mismo año de 2007, siendo vicepresidente del Gobierno canario, declaró a la COPE que era indispensable estacionar medios aéreos en las Islas para actuar de modo más inmediato contra los incendios porque “no hay tiempo suficiente para que los hidroaviones puedan desplazarse en el momento en el que precisan”. Y añadió: “Necesitamos tener bases adecuadamente equipadas”, porque de lo contrario, “lo que ha ocurrido estos días se volverá a repetir”, en referencia a los incendios de 2007 en Gran Canaria.
La desventaja de los políticos que hablan mucho es que son presos de sus propias palabras. Y Soria es de esos políticos que habla mucho, incluso diríamos que demasiado. Se mete en todos los jardines, tengan o no tengan que ver con su especialidad, atribuciones o competencias, y es especialmente pródigo en declaraciones cuando de lo que se trata es de meter el dedo en el ojo al contrario. Estos días protagoniza con Paulino Rivero una absurda, improductiva y poco edificante polémica pública acerca de los incendios forestales y sobre si fueron galgos o podencos los que llamaron a la una, a las dos o a las tres a pedir hidroaviones, o si la base de estos artilugios debe montarse en Canarias o mantenerse en Baleares, donde hay una sin que exista allí un parque nacional al estilo de los cuatro que hay por estos peñascos. La hemeroteca demuestra que desde los graves incendios de 2007 en Gran Canaria, Paulino Rivero puso en marcha su conocida reclamación al Gobierno de España (entonces en manos de Zapatero) para que se estableciera aquí una de esas bases, empeño hasta ahora infructuoso vaya usted a saber por qué. Pero las mismas hemerotecas dejan nuevamente a Soria y a su pertinaz verborrea en una posición harto comprometida porque ese mismo año de 2007, siendo vicepresidente del Gobierno canario, declaró a la COPE que era indispensable estacionar medios aéreos en las Islas para actuar de modo más inmediato contra los incendios porque “no hay tiempo suficiente para que los hidroaviones puedan desplazarse en el momento en el que precisan”. Y añadió: “Necesitamos tener bases adecuadamente equipadas”, porque de lo contrario, “lo que ha ocurrido estos días se volverá a repetir”, en referencia a los incendios de 2007 en Gran Canaria.