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Tres llamadas a Van de Walle

Soria estaba desesperado la mañana del 5 de julio porque iba a tragarse el primer desplante de su grupo parlamentario. Aprovechando su proverbial facilidad para la mentira (entonces no era aún conocida), telefoneó al menos en tres ocasiones a Tomás Van de Walle, consejero de Política Territorial y parlamentario del PP, para decirle que votara a favor del dictamen Sánchez-Simón, que ya tenía el respaldo de la dirección nacional. Al ver que no iba a poder ser y para cubrirse las espaldas ante el encargo de Génova de negociar con CC, terminó llamando a Paulino Rivero, presidente de los nacionalistas, a las 09.45 del día 5, quince minutos antes de subirse al avión que le llevaría a Gran Canaria. Al final, Van de Walle hizo lo que le dio la gana, que fue desoír a Soria, como hicieron Bravo, De León y Suárez.

Soria estaba desesperado la mañana del 5 de julio porque iba a tragarse el primer desplante de su grupo parlamentario. Aprovechando su proverbial facilidad para la mentira (entonces no era aún conocida), telefoneó al menos en tres ocasiones a Tomás Van de Walle, consejero de Política Territorial y parlamentario del PP, para decirle que votara a favor del dictamen Sánchez-Simón, que ya tenía el respaldo de la dirección nacional. Al ver que no iba a poder ser y para cubrirse las espaldas ante el encargo de Génova de negociar con CC, terminó llamando a Paulino Rivero, presidente de los nacionalistas, a las 09.45 del día 5, quince minutos antes de subirse al avión que le llevaría a Gran Canaria. Al final, Van de Walle hizo lo que le dio la gana, que fue desoír a Soria, como hicieron Bravo, De León y Suárez.