El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Una mala idea la de la bandera
Nunca fue una buena idea. Y no lo decimos porque la pariera José Manuel Soria, ese fenómeno de la política canaria que pasará a la historia no precisamente por su grandeza. Pero es evidente que la dichosa macro bandera de la plaza del Fuero de Gran canaria (más conocida por Fuente Luminosa) va a acabar convirtiéndose en un inagotable e insoportable quebradero de cabeza para el actual presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna. Quiso tener un gesto de generosidad política con el presidente de su partido y se lanzó en campaña electoral a prometer que recuperaría la dichosa bandera, y como es hombre de palabra incluso para estas excentricidades, cumplió con su compromiso. No han pasado ni dos semanas y la enseña empieza a protagonizar extraños fenómenos en forma de repentina desaparición con el mismo misterio que como se produjo su re-izado. Bravo de Laguna aseguró desde Tenerife, donde se encontraba en una reunión, que no sabía qué había ocurrido, y desde el Cabildo sus colaboradores hablaban justo de lo que no deberían hablar: la hemos quitado por motivos de seguridad. ¿Anuncios de inclemencias meteorológicas? Ninguno. ¿Rotura de algún elemento de seguridad? No se sabe. ¿Simple precaución? Puede ser. Lo único confirmado es que doce días después de los fastos gloriosos en honor del presidente del PP canario la bandera se le atraganta a su sucesor.
Nunca fue una buena idea. Y no lo decimos porque la pariera José Manuel Soria, ese fenómeno de la política canaria que pasará a la historia no precisamente por su grandeza. Pero es evidente que la dichosa macro bandera de la plaza del Fuero de Gran canaria (más conocida por Fuente Luminosa) va a acabar convirtiéndose en un inagotable e insoportable quebradero de cabeza para el actual presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna. Quiso tener un gesto de generosidad política con el presidente de su partido y se lanzó en campaña electoral a prometer que recuperaría la dichosa bandera, y como es hombre de palabra incluso para estas excentricidades, cumplió con su compromiso. No han pasado ni dos semanas y la enseña empieza a protagonizar extraños fenómenos en forma de repentina desaparición con el mismo misterio que como se produjo su re-izado. Bravo de Laguna aseguró desde Tenerife, donde se encontraba en una reunión, que no sabía qué había ocurrido, y desde el Cabildo sus colaboradores hablaban justo de lo que no deberían hablar: la hemos quitado por motivos de seguridad. ¿Anuncios de inclemencias meteorológicas? Ninguno. ¿Rotura de algún elemento de seguridad? No se sabe. ¿Simple precaución? Puede ser. Lo único confirmado es que doce días después de los fastos gloriosos en honor del presidente del PP canario la bandera se le atraganta a su sucesor.