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Un mandato perdido

Román Rodríguez no tiene una sola excusa para justificar la actitud de Nueva Canarias en este sainete del Consorcio del Sur. Así quedó patente en su intervención de este martes en 59 Segundos de TVE en Canarias. Y no la tiene sencillamente porque no la hay. A lo más que llegan los detractores del dimitido gerente, José Fernández, es a decir que actuaba más como político que como técnico, que en ocasiones se atribuía competencias que nadie le había delegado y que la alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, esa rutilante estrella que es Mari Pino Torres, estaba mosqueada por sus pretensiones para con el litoral sureño, en concreto con una joya del urbanismo llamada Anexo II de Playa del Inglés y su parking. Parece mentira que un grupo de políticos (o aficionados a la política) encuentre en el ejercicio de su misma actividad una razón para defenestrar a alguien, quizás porque detrás de esa excusa aflora la descarada mediocridad que adorna a los personajes en presencia, desde la mentada alcaldesa hasta Román Rodríguez, su jefe de filas, pasando por un personaje imprescindible en esta machangada como es Marco Aurelio Pérez, al que José Miguel Pérez ya está tardando en destituir como director insular del Cabildo. Más que nada para que, si le place, sea él quien se cargue el pacto de San Bartolomé y eche a los socialistas, que estorban ya hasta por bobos.

Román Rodríguez no tiene una sola excusa para justificar la actitud de Nueva Canarias en este sainete del Consorcio del Sur. Así quedó patente en su intervención de este martes en 59 Segundos de TVE en Canarias. Y no la tiene sencillamente porque no la hay. A lo más que llegan los detractores del dimitido gerente, José Fernández, es a decir que actuaba más como político que como técnico, que en ocasiones se atribuía competencias que nadie le había delegado y que la alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, esa rutilante estrella que es Mari Pino Torres, estaba mosqueada por sus pretensiones para con el litoral sureño, en concreto con una joya del urbanismo llamada Anexo II de Playa del Inglés y su parking. Parece mentira que un grupo de políticos (o aficionados a la política) encuentre en el ejercicio de su misma actividad una razón para defenestrar a alguien, quizás porque detrás de esa excusa aflora la descarada mediocridad que adorna a los personajes en presencia, desde la mentada alcaldesa hasta Román Rodríguez, su jefe de filas, pasando por un personaje imprescindible en esta machangada como es Marco Aurelio Pérez, al que José Miguel Pérez ya está tardando en destituir como director insular del Cabildo. Más que nada para que, si le place, sea él quien se cargue el pacto de San Bartolomé y eche a los socialistas, que estorban ya hasta por bobos.