El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La marcha anterior
Carmelo Padrón es capaz de las hazañas políticas más infrecuentes en Canarias. Un día, hace ya muchos años, tomó las de Villadiego y dejó a su partido con dos palmos de narices. Dijo que prefería retirarse antes de perjudicarle con aquel perverso procesamiento por el caso Guillén que le tuvo trece años sufriendo un suplicio judicial tan kafkiano que hasta estuvo a punto de volverle encima cuando la Fiscalía trató de empurarle por señalar con el dedo al magistrado Fernando de Lorenzo como responsable de aquel engendro. Tampoco entonces se despidió ni amagó previamente. Sencillamente se levantó una buena mañana y puso tierra de por medio. Por eso ahora le costó sólo seis meses hacerlo, aunque los motivos sean otros totalmente distintos.
Carmelo Padrón es capaz de las hazañas políticas más infrecuentes en Canarias. Un día, hace ya muchos años, tomó las de Villadiego y dejó a su partido con dos palmos de narices. Dijo que prefería retirarse antes de perjudicarle con aquel perverso procesamiento por el caso Guillén que le tuvo trece años sufriendo un suplicio judicial tan kafkiano que hasta estuvo a punto de volverle encima cuando la Fiscalía trató de empurarle por señalar con el dedo al magistrado Fernando de Lorenzo como responsable de aquel engendro. Tampoco entonces se despidió ni amagó previamente. Sencillamente se levantó una buena mañana y puso tierra de por medio. Por eso ahora le costó sólo seis meses hacerlo, aunque los motivos sean otros totalmente distintos.