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El matrimonio que quería cancelar su viaje

Sigamos con ilustrativos ejemplos de lo que significa “joderle la vida a los canarios”, a ver si lo asimilan en la dirección de Spanair. En el mismo vuelo retrasado ocho horas, ocho, en el aeropuerto de Gran Canaria, viajaba un matrimonio de situación económica acomodada que pretendía volar a mediodía a Madrid para participar por la noche en una cena con amigos programada con muchísima antelación. Al conocer que sólo podían viajar en un vuelo con salida prevista a las 20.20 decidieron cancelar su viaje porque, llegando como llegó el avión a Barajas a las 00.02 horas, era del todo imposible llegar a tiempo a su cita. En el mostrador de Spanair, a donde fueron a reclamar que les devolvieran en su totalidad el precio de su billete al quedar invalidado el motivo de su viaje por culpa de la compañía, les contestaron que esa era una pretensión imposible porque el vuelo no se cancelaba, sólo se retrasaba ¡ocho horas! De ahí que Spanair se dedicara a decir desde el primer momento, cuando se supo que el avión no iba a salir por su incidencia técnica, que ofrecería información pasada una hora, sin determinar nunca el alcance concreto del grave perjuicio que se estaba ocasionando a su clientela. Y sin cancelar e indemnizar, por supuesto. El matrimonio renunció a su viaje, a su cena y a su dinero. Y dado que no tenían otra alternativa para ver cumplido su propósito de viajar en el momento que tenían que viajar, Spanair les chafó por completo su fin de semana en Madrid. Eso es joderle la vida a los canarios, señores de Spanair.

Sigamos con ilustrativos ejemplos de lo que significa “joderle la vida a los canarios”, a ver si lo asimilan en la dirección de Spanair. En el mismo vuelo retrasado ocho horas, ocho, en el aeropuerto de Gran Canaria, viajaba un matrimonio de situación económica acomodada que pretendía volar a mediodía a Madrid para participar por la noche en una cena con amigos programada con muchísima antelación. Al conocer que sólo podían viajar en un vuelo con salida prevista a las 20.20 decidieron cancelar su viaje porque, llegando como llegó el avión a Barajas a las 00.02 horas, era del todo imposible llegar a tiempo a su cita. En el mostrador de Spanair, a donde fueron a reclamar que les devolvieran en su totalidad el precio de su billete al quedar invalidado el motivo de su viaje por culpa de la compañía, les contestaron que esa era una pretensión imposible porque el vuelo no se cancelaba, sólo se retrasaba ¡ocho horas! De ahí que Spanair se dedicara a decir desde el primer momento, cuando se supo que el avión no iba a salir por su incidencia técnica, que ofrecería información pasada una hora, sin determinar nunca el alcance concreto del grave perjuicio que se estaba ocasionando a su clientela. Y sin cancelar e indemnizar, por supuesto. El matrimonio renunció a su viaje, a su cena y a su dinero. Y dado que no tenían otra alternativa para ver cumplido su propósito de viajar en el momento que tenían que viajar, Spanair les chafó por completo su fin de semana en Madrid. Eso es joderle la vida a los canarios, señores de Spanair.