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Sin medicamentos

Una noche en comisaría no es plato de gusto para nadie. Y dos, ni les contamos. A algunos de los detenidos en la Operación Eolo se le saltan todavía las lágrimas al recordar cómo es un calabozo, tanto aquí como en Madrid, donde no hay baño, se hacen las necesidades como se puede, no te puedes duchar, y a veces, inopinadamente, te quedas a oscuras o te avisan de algo que luego tarda una eternidad en ocurrir. Los derechos fundamentales dicen que se respetan, tanto para este tipo de detenidos tan de moda, como para los que no lo son ni por asomo. Así, si alguien está medicado, tiene derecho a pedir la visita de un médico que compruebe la veracidad del testimonio del detenido y, en su caso, se le facilite el medicamento. Toñi Torres está en tratamiento desde hace años, cuando padeció un cáncer, pero no pidió estos días que le trajeran su medicación. Su esposo, sin embargo, epiléptico, sí ejerció ese derecho.

Una noche en comisaría no es plato de gusto para nadie. Y dos, ni les contamos. A algunos de los detenidos en la Operación Eolo se le saltan todavía las lágrimas al recordar cómo es un calabozo, tanto aquí como en Madrid, donde no hay baño, se hacen las necesidades como se puede, no te puedes duchar, y a veces, inopinadamente, te quedas a oscuras o te avisan de algo que luego tarda una eternidad en ocurrir. Los derechos fundamentales dicen que se respetan, tanto para este tipo de detenidos tan de moda, como para los que no lo son ni por asomo. Así, si alguien está medicado, tiene derecho a pedir la visita de un médico que compruebe la veracidad del testimonio del detenido y, en su caso, se le facilite el medicamento. Toñi Torres está en tratamiento desde hace años, cuando padeció un cáncer, pero no pidió estos días que le trajeran su medicación. Su esposo, sin embargo, epiléptico, sí ejerció ese derecho.