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El mejor convenio para la Administración

La que puede estar montando la Consejería de Política Territorial puede ser de traca. Y no ya porque medie un empeño de esos que tanto caracterizan a Fernando González, sino porque el hombre se ha dejado llevar por esa tendencia tan humana, pero tan nociva en los políticos, de enfocar según amores y simpatías, y no con el rigor que se le supone al cargo que desarrolla. Hemos investigado y escuchado a las partes y la primera conclusión a la que llegamos, salvo mejor apreciación en sentido contrario, es que es uno de esos convenios en los que la Administración pública sale mejor parada. Si este convenio no pudo ser, desde luego otros como los de El Corte Inglés de Meloneras o las torres de Bellavista -por no alejarnos mucho del entorno- más valdría ni plantearlos. Pero González ha dicho no, y lo ha hecho porque no lo ve el técnico Jesús Luna, lo cual es, para el consejero, lo contrario a hacer política. La consejería no ha estado a la mínima altura requerida, parece claro, porque un político grande resuelve los problemas como si éstos fueran pequeños, pero políticos como Rafael Castellano, el director general de Ordenación del Territorio, o Fernando González, su jefe, son capaces de organizar un conflicto grande a partir de un problema pequeño. Es el caso que nos ocupa.

La que puede estar montando la Consejería de Política Territorial puede ser de traca. Y no ya porque medie un empeño de esos que tanto caracterizan a Fernando González, sino porque el hombre se ha dejado llevar por esa tendencia tan humana, pero tan nociva en los políticos, de enfocar según amores y simpatías, y no con el rigor que se le supone al cargo que desarrolla. Hemos investigado y escuchado a las partes y la primera conclusión a la que llegamos, salvo mejor apreciación en sentido contrario, es que es uno de esos convenios en los que la Administración pública sale mejor parada. Si este convenio no pudo ser, desde luego otros como los de El Corte Inglés de Meloneras o las torres de Bellavista -por no alejarnos mucho del entorno- más valdría ni plantearlos. Pero González ha dicho no, y lo ha hecho porque no lo ve el técnico Jesús Luna, lo cual es, para el consejero, lo contrario a hacer política. La consejería no ha estado a la mínima altura requerida, parece claro, porque un político grande resuelve los problemas como si éstos fueran pequeños, pero políticos como Rafael Castellano, el director general de Ordenación del Territorio, o Fernando González, su jefe, son capaces de organizar un conflicto grande a partir de un problema pequeño. Es el caso que nos ocupa.