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Tres meses duró el jefe de prensa

Al día siguiente, el viernes, era despedido de manera fulminante el nuevo jefe de prensa de la Alcaldía, Laureano Pérez, que fuera nombrado para ese puesto eventual el 8 de febrero pasado. Poco más de tres meses ha durado este paciente aruquense en ese cometido, dependiendo directamente de la que fuera antecesora en su cargo, Cristina Rodríguez, que con la misma fecha fue ascendida a directora general del Gabinete de la Alcaldía. Es a Rodríguez, precisamente, los que muchas personas atribuyen gran parte del ambiente tenso que se ha vivido estos meses en la zona noble de las Oficinas Municipales. Su carácter áspero, en ocasiones irrespetuoso con el personal a sus órdenes, ha provocado muchas situaciones difíciles que han ido minando la paciencia del staff. Pero todas las fuentes consultadas coinciden en que tuvo que ocurrir algo especialmente grave que colmara el vaso de la paciencia y provocara de un lado la estampida de casi todo el equipo de secretarias y, seguramente de manera relacionada, el despido del jefe de prensa. Al respecto circulan dos versiones, pero ambas tienen que ver solamente con el área de Laureano Pérez: un reportaje publicado por La Provincia que se tuvo que haber parado antes de su envío y el discurso leído por el alcalde en el acto de imposición del título de hijo adoptivo al premio Nobel Mario Vargas Llosa. Son razones que nadie se atreve a confirmar ni a desmentir, pero que a todas las fuentes consultadas les parecen insuficientes para el cataclismo vivido estos dos últimos días en la sexta planta del Hotel Metropole.

Al día siguiente, el viernes, era despedido de manera fulminante el nuevo jefe de prensa de la Alcaldía, Laureano Pérez, que fuera nombrado para ese puesto eventual el 8 de febrero pasado. Poco más de tres meses ha durado este paciente aruquense en ese cometido, dependiendo directamente de la que fuera antecesora en su cargo, Cristina Rodríguez, que con la misma fecha fue ascendida a directora general del Gabinete de la Alcaldía. Es a Rodríguez, precisamente, los que muchas personas atribuyen gran parte del ambiente tenso que se ha vivido estos meses en la zona noble de las Oficinas Municipales. Su carácter áspero, en ocasiones irrespetuoso con el personal a sus órdenes, ha provocado muchas situaciones difíciles que han ido minando la paciencia del staff. Pero todas las fuentes consultadas coinciden en que tuvo que ocurrir algo especialmente grave que colmara el vaso de la paciencia y provocara de un lado la estampida de casi todo el equipo de secretarias y, seguramente de manera relacionada, el despido del jefe de prensa. Al respecto circulan dos versiones, pero ambas tienen que ver solamente con el área de Laureano Pérez: un reportaje publicado por La Provincia que se tuvo que haber parado antes de su envío y el discurso leído por el alcalde en el acto de imposición del título de hijo adoptivo al premio Nobel Mario Vargas Llosa. Son razones que nadie se atreve a confirmar ni a desmentir, pero que a todas las fuentes consultadas les parecen insuficientes para el cataclismo vivido estos dos últimos días en la sexta planta del Hotel Metropole.