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Miguel Jorge llama a Larry

Siete años después de aquellos movimientos telúricos para beneficiar a los empresarios amigos, las cosas han cambiado radicalmente: Luis Soria, para tranquilidad de lo público, está bastante alejado de la política; Arnaiz, como es habitual, se dedica a sus negocios, siempre muy cerca de Javier Esquivel, uno de los más poderosos empresarios del Puerto de La Luz. José Manuel Soria concurre por tercera vez a las elecciones autonómicas, esta vez con el propósito único de ser presidente de Canarias. Y lo hace desde la oposición, tras abandonar voluntariamente el Gobierno, gesto que ha sido premiado esta semana por Paulino Rivero asegurando que Canarias funciona mucho mejor sin el PP. Pero aquel año de 2004, Coalición Canaria y el PP comían huevo y sobraba huevo, como hasta octubre de 2010. Soria presidía el Cabildo de Gran Canaria y su hermano dirigía el concurso eólico desde la Consejería de Industria. Había órdenes de desactivar Megaturbinas de Arinaga para que Esquivel hiciera su negocio, y en un tenso consejo de administración de la empresa, en diciembre de aquel año, Miguel Jorge Blanco, que lo presidía, pidió un receso para hacer una llamada telefónica. Al otro lado de la línea, un todopoderoso Larry Álvarez le ordenaba votar en contra de que la sociedad pública accediera a la concesión de dos molinos de gran potencia en el muelle de Arinaga. Larry Álvarez ya no tiene aquel poder, más bien ahora mismo ninguno. Soria lo defenestró a pesar de favores tan impagables como este.

Siete años después de aquellos movimientos telúricos para beneficiar a los empresarios amigos, las cosas han cambiado radicalmente: Luis Soria, para tranquilidad de lo público, está bastante alejado de la política; Arnaiz, como es habitual, se dedica a sus negocios, siempre muy cerca de Javier Esquivel, uno de los más poderosos empresarios del Puerto de La Luz. José Manuel Soria concurre por tercera vez a las elecciones autonómicas, esta vez con el propósito único de ser presidente de Canarias. Y lo hace desde la oposición, tras abandonar voluntariamente el Gobierno, gesto que ha sido premiado esta semana por Paulino Rivero asegurando que Canarias funciona mucho mejor sin el PP. Pero aquel año de 2004, Coalición Canaria y el PP comían huevo y sobraba huevo, como hasta octubre de 2010. Soria presidía el Cabildo de Gran Canaria y su hermano dirigía el concurso eólico desde la Consejería de Industria. Había órdenes de desactivar Megaturbinas de Arinaga para que Esquivel hiciera su negocio, y en un tenso consejo de administración de la empresa, en diciembre de aquel año, Miguel Jorge Blanco, que lo presidía, pidió un receso para hacer una llamada telefónica. Al otro lado de la línea, un todopoderoso Larry Álvarez le ordenaba votar en contra de que la sociedad pública accediera a la concesión de dos molinos de gran potencia en el muelle de Arinaga. Larry Álvarez ya no tiene aquel poder, más bien ahora mismo ninguno. Soria lo defenestró a pesar de favores tan impagables como este.