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¿Serán muchos millones 1.600?

La megalomanía viene a ser algo así como un delirio de grandeza, la necesidad que tienen algunas personas por demostrar algo -la naturaleza de ese algo varía en función de cada uno- valiéndose para ello del tamaño, de la grandiosidad, de la micción más lejana. Megalomanía sería, por poner un ejemplo, que un destacado líder político insular, con ansias de mayores responsabilidades, haya encargado un proyecto arquitectónico de fastuosas magnitudes a un conocidísimo estudio de arquitectos de fama universal que va a cobrar, sólo por redactar el proyecto, la nada desdeñable cantidad de 10 millones de euros, es decir, unos 1.600 millones de pesetas de las de antes. Una pasta gansa, coincidirán con nosotros, que desde luego colocará a esa ciudad en todos los catálogos de arquitectura del mundo, que dará para hablar unos cuantos años, pero que planteará serias dudas acerca del catálogo de prioridades que adornan la cabeza de ese político. Ya les contaremos, que la cosa requiere fuego lento.

La megalomanía viene a ser algo así como un delirio de grandeza, la necesidad que tienen algunas personas por demostrar algo -la naturaleza de ese algo varía en función de cada uno- valiéndose para ello del tamaño, de la grandiosidad, de la micción más lejana. Megalomanía sería, por poner un ejemplo, que un destacado líder político insular, con ansias de mayores responsabilidades, haya encargado un proyecto arquitectónico de fastuosas magnitudes a un conocidísimo estudio de arquitectos de fama universal que va a cobrar, sólo por redactar el proyecto, la nada desdeñable cantidad de 10 millones de euros, es decir, unos 1.600 millones de pesetas de las de antes. Una pasta gansa, coincidirán con nosotros, que desde luego colocará a esa ciudad en todos los catálogos de arquitectura del mundo, que dará para hablar unos cuantos años, pero que planteará serias dudas acerca del catálogo de prioridades que adornan la cabeza de ese político. Ya les contaremos, que la cosa requiere fuego lento.