El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Mofándose del empresario testigo
De estas cuatro acciones penales, Soria solamente nos ha ganado una, la del caso La Favorita, por haberlo acusado de haber dado un sablazo a la ciudad y pedir a la justicia (sin éxito) que investigara una cuenta en Suiza, país que visitó el concejal de Hacienda un día antes de hacerle el traje a la medida al empresario correspondiente. Nos condenaron a una multa de 21.000 euros y a indemnizarle a él con 4.000. Una injusticia que nunca olvidaremos. El resto de sus acciones penales se han saldado con sus correspondientes derrotas, y en dos casos, con condena a las costas judiciales. Su obsesión por intentar tapar la boca a los que nos atrevemos a denunciar sus abusos y sus trapisondas (caso Isolux, caso Chalet, caso Salmón...) le ha llevado a los más escandalosos ridículos. No se han librado algunas personas que han tenido que ver con nosotros en algún momento, como el empresario Rafael González Bravo de Laguna, que se limitó a decir la verdad en un juicio en el que solicitamos que se le citara como testigo. Desde que se querelló contra él por falso testimonio, Soria no ha dejado de mofarse de su condición de imputado y de lo cerca que se ha encontrado siempre de empurarlo. El pasado miércoles, sin ir más lejos, en el concierto de Sting volvió a referirse al delito ahora archivado, en un fútil intento de desacreditar al testigo. Y así lo ha venido haciendo durante estos tres largos años. Ahora que se refuerza lo dicho por González Bravo de Laguna, todos los que le han escuchado hacer el payaso pueden ir reconduciendo las payasadas.
De estas cuatro acciones penales, Soria solamente nos ha ganado una, la del caso La Favorita, por haberlo acusado de haber dado un sablazo a la ciudad y pedir a la justicia (sin éxito) que investigara una cuenta en Suiza, país que visitó el concejal de Hacienda un día antes de hacerle el traje a la medida al empresario correspondiente. Nos condenaron a una multa de 21.000 euros y a indemnizarle a él con 4.000. Una injusticia que nunca olvidaremos. El resto de sus acciones penales se han saldado con sus correspondientes derrotas, y en dos casos, con condena a las costas judiciales. Su obsesión por intentar tapar la boca a los que nos atrevemos a denunciar sus abusos y sus trapisondas (caso Isolux, caso Chalet, caso Salmón...) le ha llevado a los más escandalosos ridículos. No se han librado algunas personas que han tenido que ver con nosotros en algún momento, como el empresario Rafael González Bravo de Laguna, que se limitó a decir la verdad en un juicio en el que solicitamos que se le citara como testigo. Desde que se querelló contra él por falso testimonio, Soria no ha dejado de mofarse de su condición de imputado y de lo cerca que se ha encontrado siempre de empurarlo. El pasado miércoles, sin ir más lejos, en el concierto de Sting volvió a referirse al delito ahora archivado, en un fútil intento de desacreditar al testigo. Y así lo ha venido haciendo durante estos tres largos años. Ahora que se refuerza lo dicho por González Bravo de Laguna, todos los que le han escuchado hacer el payaso pueden ir reconduciendo las payasadas.