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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

A La Moncloa a patadas

Parecía el fin de la confrontación pero también eso se forja a base de hostias. Coalición Canaria decidía a finales de la semana pasada abrir una vía de diálogo con el Gobierno del Partido Popular en lo que puede considerarse un punto de inflexión en la escalada de enfrentamientos sin fin que el Gobierno que preside Paulino Rivero mantenía con el de Mariano Rajoy por una interminable sucesión de desencuentros y de estropicios que han tenido casi siempre como ariete al muy mentado José Manuel Soria. Bastó ese anuncio de fin de hostilidades por parte de CC para que desde La Moncloa, desde La Zarzuela o desde un punto indeterminado de Madrid que ahora mismo no estamos en condiciones de concretar, se devolviera el guante con una convocatoria formal de reunión entre Rajoy y Rivero justo para después de Reyes. Todo hacía presagiar un fin de año pacífico, de intercambio de mensajes de fraternidad y entendimiento, pero de buenas a primeras a los dos principales actores del enfrentamiento les dio por precisar algunas cosas de esa vuelta al diálogo. Empezó las provocaciones, como no podía ser de otro modo, José Manuel Soria, pero Rivero no desaprovechó la oportunidad para marcar su territorio. El ministro entró en el debate este lunes con las patas por delante rajando contra la limitación a construir hoteles de cuatro estrellas (excepto que sean producto de la rehabilitación) apelando al principio constitucional de igualdad de todos los españoles ante la ley (sic). Es decir, al carajo el planeamiento y la ordenación urbanística. Con el pico caliente tras el desayuno que le ofrecieron en Tenerife los empresarios de la comarca Sur, el presidente del PP canario arremetió contra los que filtraron que el encuentro entre Rivero y Rajoy se va a celebrar a instancias del Rey, que tras leer la inquietante carta de Rivero sobre el incremento de la desafección hacia España, había conminado al presidente del Gobierno a convocar a su homólogo canario. Soria dice que nanai de la China, lo que nos conduce entonces a pensar que el se conmovió con la carta fue el mismísimo Mariano, virgen santa. En medio metió sus cuñitas Paulino Rivero, que recordó al público en general y al PP en particular que negociar, conversar o lo que quiera que vayan a hacer él y Rajoy “no significa sumisión”. O sea, que la seguimos teniendo armada, y armada seguirá hasta el 8 de enero, cuando confirmemos si Soria participará en el encuentro entre presidentes o, como es norma y así lo pidió Rivero, sólo estará Mariano Rajoy por la parte nacional.

Parecía el fin de la confrontación pero también eso se forja a base de hostias. Coalición Canaria decidía a finales de la semana pasada abrir una vía de diálogo con el Gobierno del Partido Popular en lo que puede considerarse un punto de inflexión en la escalada de enfrentamientos sin fin que el Gobierno que preside Paulino Rivero mantenía con el de Mariano Rajoy por una interminable sucesión de desencuentros y de estropicios que han tenido casi siempre como ariete al muy mentado José Manuel Soria. Bastó ese anuncio de fin de hostilidades por parte de CC para que desde La Moncloa, desde La Zarzuela o desde un punto indeterminado de Madrid que ahora mismo no estamos en condiciones de concretar, se devolviera el guante con una convocatoria formal de reunión entre Rajoy y Rivero justo para después de Reyes. Todo hacía presagiar un fin de año pacífico, de intercambio de mensajes de fraternidad y entendimiento, pero de buenas a primeras a los dos principales actores del enfrentamiento les dio por precisar algunas cosas de esa vuelta al diálogo. Empezó las provocaciones, como no podía ser de otro modo, José Manuel Soria, pero Rivero no desaprovechó la oportunidad para marcar su territorio. El ministro entró en el debate este lunes con las patas por delante rajando contra la limitación a construir hoteles de cuatro estrellas (excepto que sean producto de la rehabilitación) apelando al principio constitucional de igualdad de todos los españoles ante la ley (sic). Es decir, al carajo el planeamiento y la ordenación urbanística. Con el pico caliente tras el desayuno que le ofrecieron en Tenerife los empresarios de la comarca Sur, el presidente del PP canario arremetió contra los que filtraron que el encuentro entre Rivero y Rajoy se va a celebrar a instancias del Rey, que tras leer la inquietante carta de Rivero sobre el incremento de la desafección hacia España, había conminado al presidente del Gobierno a convocar a su homólogo canario. Soria dice que nanai de la China, lo que nos conduce entonces a pensar que el se conmovió con la carta fue el mismísimo Mariano, virgen santa. En medio metió sus cuñitas Paulino Rivero, que recordó al público en general y al PP en particular que negociar, conversar o lo que quiera que vayan a hacer él y Rajoy “no significa sumisión”. O sea, que la seguimos teniendo armada, y armada seguirá hasta el 8 de enero, cuando confirmemos si Soria participará en el encuentro entre presidentes o, como es norma y así lo pidió Rivero, sólo estará Mariano Rajoy por la parte nacional.