El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Montaña rusa hasta fin de año
Fernando Clavijo inauguró este viernes sin pretenderlo un nuevo protocolo presidencial consistente en implicarse al máximo en la inauguración de atracciones de parques temáticos y de ocio en el Archipiélago. Nada que reprocharle, pero nada en absoluto, que conste, porque cada cual es muy libre de enseñar la pantorrilla allí donde lo considere oportuno. Otra cosa es la respuesta que los servicios de gabinete de la Presidencia hayan de dar de ahora en adelante a todo empresario o empresaria, promotor o promotora que decida invitarlo a inaugurar cualquier cosa, desde una montaña rusa acuática hasta una pista de patinaje artístico. La fotografía de Fernando Clavijo con cara de susto, cayendo sin freno por un tobogán de Siam Park, con Carlos Alonso justo a su espalda y, tras el presidente del Cabildo de Tenerife, el empresario Cristoph Kiessling, ha dado para muchos comentarios este fin de semana. Y los seguirá dando. En las filas del PSOE ha sido una imagen muy reveladora: Clavijo es empujado hacia un precipicio sin retorno por una parte de su partido en Tenerife, ATI, para entendernos, que quiere que el pacto de gobierno sea con el PP una vez el PP pierda la condición de partido no recomendable. Y eso será, si todo sale como pretenden, a final de año, a la vista del resultado de las elecciones generales. Hasta entonces, Carlos Alonso y otros teóricos de la cosa, irán construyendo un relato consistente en sostener que la culpa de esa futura ruptura será, en todo caso, de los socialistas, que son unos desordenados y unos anarquistas que hasta se permiten tener suelto en La Laguna haciendo de las suyas a un tal Javier Abreu.
‘Cumbre’ con Soria
Paralelamente, el Partido Popular habrá de hacer su decisiva aportación a la farsa: su discurso ha de ser anodino, carente de crítica al Gobierno salvo en asuntos que sobresalgan de manera agreste, y llegado tal imponderable, dirigida a la parte socialista del trato. José Manuel Soria sólo criticará en sus encíclicas canariensis de cada fin de semana a Pedro Sánchez, por radical, y al PSOE por irresponsable en sus acuerdos con Podemos, obviando el que sostiene a un presidente de CC al frente de Canarias. La pose se complementará, así de repente, como quien no quiere la cosa, con el anuncio urbi et orbi de que el Gobierno de España va a cambiar su posición de atropello y humillación a Canarias con una lluvia de millones que dejará en pelotas cualquier iniciativa anterior. El primer hito de esa vertiente de la farsa ya se produjo con la reunión del ministro canario con Fernando Clavijo y tendrá continuidad con una cumbre de secretarios de Estado que acudirán a las islas liderados por el mismísimo José Manuel Soria, erigido para la ocasión en mesías redentor. ¿Ningún ministro? ¿No vendrá Rajoy aunque sea unas horas a respaldar la pantomima? De momento eso es lo que hay: una corte de secretarios de Estado que prometerán (sin tener competencias para hacerlo) dinero para el anillo insular de Tenerife, para acabar la carretera de La Aldea, para las energías renovables, para el transporte, la pesca y el baile del minué. Todo ello, según los primeros anuncios oficiales, consignado en los próximos Presupuestos Generales del Estado, lo que nos permitirá a todos saber hasta dónde llega el montaje. Porque, como ya saben, Rajoy pretende dejar aprobadas las cuentas de 2016 antes de marcharse, no vaya a ser que tras él venga el radical de Pedro Sánchez con su compadre Pablo Iglesias y la armen.
Cuando Soria se pone como ejemplo
Acostumbra José Manuel Soria con provocación marca de la casa a ponerse como ejemplo de casos judiciales que acaban con la absolución del sospechoso de corrupción. Y el caso es que cuela, especialmente entre periodistas peninsulares que no se han tomado nunca la menor molestia por comprobar si es verdad lo que este ministro mentiroso suelta con solemnidad y muchas zetas. Soria, es cierto, sólo ha estado imputado en un caso de presunta corrupción, el caso Salmón, que resultó sobreseído por una juez bondadosa y un fiscal que consideró que aquello ya estaba prescrito cuando fue denunciado. Pero el historial judicial de Soria no se reduce a ese escándalo, consistente en dejarse homenajear por un empresario noruego al que estaba tramitando, en su etapa de presidente del Cabildo de Gran Canaria y jefe del PP en el Parlamento regional, unas suculentas calificaciones turísticas. Su paso por Canarias está plagado de escándalos que no lograron despertar la atención de ningún fiscal ni de ningún juez con competencias sobre aforados. Es más, uno de esos escándalos, el caso Chalet, se quedó en la antesala del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) porque el magistrado al que le tocó la denuncia interpuesta por este periodista no sólo la archivó de plano, sino que se permitió amenazar al denunciante con levantarlo por los aires por bordear el fraude procesal. Burros voladores. Aquel caso Chalet llevó a este periodista, en compañía de otro, al banquillo por querella del hoy ministro, tras publicar y difundir que Soria había estado viviendo de gorra en un chalet del empresario Javier Esquivel durante el tiempo en que éste era beneficiado por los hermanos Soria (José Manuel y Luis) con una concesión portuaria para la instalación de varias turbinas de generación eólica en el muelle de Arinaga. Los periodistas fueron absueltos y el ministro condenado a pagar las costas por una querella de muy mala fe que acabó con un ejemplar tirón de orejas del juez García-Sotoca por utilización torticera del poder y de la justicia para atentar contra la libertad de expresión y de información. Aquellas costas judiciales luego le fueron perdonadas al político en la Audiencia Provincial de Las Palmas. Más burros volando.
El caso del presidente del Puerto de Valencia
Ustedes se preguntarán a qué viene traer a colación el caso Chalet, ya muerto y sepultado judicialmente con la codena social a Soria y económica a los periodistas que le ganaron el pleito. Pues muy sencillo, porque este domingo el periódico El Mundo ha divulgado una llamativa información según la cual el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Rafael Aznar, vive en una lujosa vivienda en régimen de alquiler, pero con opción a compra, facilitada por una filial de la promotora Cyes, destinataria de numerosos contratos durante el mandato del afortunado inquilino. No es que Aznar esté viviendo en versión gratuita, como estuvo Soria gracias a la generosidad de Javier Esquivel, sino pagando una renta muy baja que, para más inri, fue rebajada casi un 30% al estallar la crisis inmobiliaria. Aznar, siempre según El Mundo, pasó de pagar 2.500 euros mensuales a 1.700, lo que ha llamado poderosamente la atención de la Fiscalía junto al dato nada baladí de que ese inmueble sea el único con el que se quedó el promotor tras acabar el edificio, situado en una zona privilegiada de Valencia. De la noticia llaman la atención unos cuantos detalles. El primero, las distintas varas de medir que aplica la justicia según quienes sean los sospechosos. El presidente del Puerto de Valencia no es aforado y su gestión parece estar plagada de muchas actuaciones sospechosas, lo que sin embargo no ha conducido aún a su destitución. También resulta llamativo que a El Mundo le parezca noticiable un escándalo así y pasara olímpicamente de puntilla por el mismo comportamiento cuando el inquilino era José Manuel Soria, por aquellos años de dirección de Pedro J. Ramírez, protegido del periódico hasta extremos vomitivos. Pero hemos de agradecer a la Fiscalía y a El Mundo que incorporen a su hemeroteca este tipo de sospechas porque cuando vuelva a saltar el caso Chalet de Soria, no lo van a poder poner como ejemplo de cacería contra ese incólume ministro.
Fernando Clavijo inauguró este viernes sin pretenderlo un nuevo protocolo presidencial consistente en implicarse al máximo en la inauguración de atracciones de parques temáticos y de ocio en el Archipiélago. Nada que reprocharle, pero nada en absoluto, que conste, porque cada cual es muy libre de enseñar la pantorrilla allí donde lo considere oportuno. Otra cosa es la respuesta que los servicios de gabinete de la Presidencia hayan de dar de ahora en adelante a todo empresario o empresaria, promotor o promotora que decida invitarlo a inaugurar cualquier cosa, desde una montaña rusa acuática hasta una pista de patinaje artístico. La fotografía de Fernando Clavijo con cara de susto, cayendo sin freno por un tobogán de Siam Park, con Carlos Alonso justo a su espalda y, tras el presidente del Cabildo de Tenerife, el empresario Cristoph Kiessling, ha dado para muchos comentarios este fin de semana. Y los seguirá dando. En las filas del PSOE ha sido una imagen muy reveladora: Clavijo es empujado hacia un precipicio sin retorno por una parte de su partido en Tenerife, ATI, para entendernos, que quiere que el pacto de gobierno sea con el PP una vez el PP pierda la condición de partido no recomendable. Y eso será, si todo sale como pretenden, a final de año, a la vista del resultado de las elecciones generales. Hasta entonces, Carlos Alonso y otros teóricos de la cosa, irán construyendo un relato consistente en sostener que la culpa de esa futura ruptura será, en todo caso, de los socialistas, que son unos desordenados y unos anarquistas que hasta se permiten tener suelto en La Laguna haciendo de las suyas a un tal Javier Abreu.