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Sin necesidad ninguna (ningunita)

No había necesidad, pero tenemos el Gobierno que tenemos y, en aplicación del principio de Peter, profundizará en la senda del desastre hasta el hundimiento final. El anteproyecto de reforma educativa que este viernes presentó con ese estilazo que le caracteriza el ministro José Ignacio Wert se la podían haber guardado a la espera de tiempos mejores, cuando las grandes brechas abiertas entre el Estado y las autonomías y entre el Gobierno de Rajoy y los ciudadanos se hubieran acortado mínimamente. Pero han vuelto a vencer los que dentro del PP opinan que todas las decisiones que puedan ser traumáticas hay que tomarlas el primer año, que luego habrá tiempo de remontar. Los más prudentes seguramente habrán aconsejado a Rajoy lo que siempre sostuvo San Ignacio de Loyola: “En tiempos de tribulaciones no se deben hacer mudanzas”. Y ya bastante atribulado está el presidente con su gallego deambular alrededor del rescate sí o el rescate no, alrededor de las apreturas soberanistas y fiscales de las autonomías, alrededor de lo que le aprieta el sector más ultra de sus votantes con la liberación de Bolinaga, como para ahora abrir un cisma con una reforma educativa que en alguno de sus aspectos tampoco gusta a las asociaciones más conservadoras del sector.

No había necesidad, pero tenemos el Gobierno que tenemos y, en aplicación del principio de Peter, profundizará en la senda del desastre hasta el hundimiento final. El anteproyecto de reforma educativa que este viernes presentó con ese estilazo que le caracteriza el ministro José Ignacio Wert se la podían haber guardado a la espera de tiempos mejores, cuando las grandes brechas abiertas entre el Estado y las autonomías y entre el Gobierno de Rajoy y los ciudadanos se hubieran acortado mínimamente. Pero han vuelto a vencer los que dentro del PP opinan que todas las decisiones que puedan ser traumáticas hay que tomarlas el primer año, que luego habrá tiempo de remontar. Los más prudentes seguramente habrán aconsejado a Rajoy lo que siempre sostuvo San Ignacio de Loyola: “En tiempos de tribulaciones no se deben hacer mudanzas”. Y ya bastante atribulado está el presidente con su gallego deambular alrededor del rescate sí o el rescate no, alrededor de las apreturas soberanistas y fiscales de las autonomías, alrededor de lo que le aprieta el sector más ultra de sus votantes con la liberación de Bolinaga, como para ahora abrir un cisma con una reforma educativa que en alguno de sus aspectos tampoco gusta a las asociaciones más conservadoras del sector.