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No ha habido ofertas cochinas, dicen

Ni siquiera el senador Quintero atinaba a las diez y pico de la noche, cuando abandonaba el Senado, a explicar los motivos por los que el PP, en vez de mostrarse abiertamente a favor de la medida, optó por la abstención. Pero las causas quizás estén en la inconveniencia de que otras regiones españolas que también lo pasan mal puedan sentirse ofendidas por propuestas similares rechazadas por el partido del Gobierno.

Pero el fondo de la cuestión no hay que buscarlo en las benefactoras medidas adoptadas para El Hierro, sino en el desaforado cariño mostrado de un tiempo a esta parte por el Partido Popular hacia esa isla y muy determinados dirigentes políticos herreños. De bastante tiempo a esta parte, diríase. Porque ya desde la última campaña electoral, José Manuel Soria se volcaba de manera más que evidente con la isla del meridiano. Hizo varias visitas, alguna de ellas incluso alquilando un avión que le permitiera estar el tiempo que deseara haciendo campaña sin necesidad de someterse a los horarios de Binter.

Pero, acto seguido a esa campaña, una vez llegó al Ministerio de Industria y Turismo, el presidente del PP canario se empeñó en escenificar una debilidad especial hacia la isla suspendiendo el cierre del Parador Nacional decretado en la fase final del Gobierno de Zapatero. A continuación se aprobó un paquete de medidas de 5 millones de euros para un plan de choque en favor de la economía de la isla. Plan de choque que se vendió de manera extraordinaria pero que en realidad contemplaba 4 millones de euros mediante la modalidad de créditos ICO, que vienen con la garantía del Estado pero que han de conceder a los peticionarios las entidades bancarias desplegadas en el territorio. El resto se dispersaba entre diferentes medidas de dudoso choque, como 300.000 euros para convertir la isla en zona wifi.

Ni siquiera el senador Quintero atinaba a las diez y pico de la noche, cuando abandonaba el Senado, a explicar los motivos por los que el PP, en vez de mostrarse abiertamente a favor de la medida, optó por la abstención. Pero las causas quizás estén en la inconveniencia de que otras regiones españolas que también lo pasan mal puedan sentirse ofendidas por propuestas similares rechazadas por el partido del Gobierno.

Pero el fondo de la cuestión no hay que buscarlo en las benefactoras medidas adoptadas para El Hierro, sino en el desaforado cariño mostrado de un tiempo a esta parte por el Partido Popular hacia esa isla y muy determinados dirigentes políticos herreños. De bastante tiempo a esta parte, diríase. Porque ya desde la última campaña electoral, José Manuel Soria se volcaba de manera más que evidente con la isla del meridiano. Hizo varias visitas, alguna de ellas incluso alquilando un avión que le permitiera estar el tiempo que deseara haciendo campaña sin necesidad de someterse a los horarios de Binter.