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Oportuno, como siempre

Lamentablemente, José Manuel Soria no habló este domingo en su pastoral de la trama eólica, donde está hasta el cuello todo el mundo menos él y su hermano Luis, como trata de transmitir en todos los corrillos de cócteles donde puede. No, no habló de eso, ni de la inmigración, ni del estatuto, ni siquiera del paro o de la vivienda. Soria prefirió este domingo hacer caso a su escribidor liberal y lanzarse a las procelosas aguas de la política internacional, y más concretamente, a defender a Israel por los ataques que está profiriendo de modo absolutamente ilegal contra Líbano. Le pone a Soria el choque de civilizaciones y la fuerza del más fuerte frente a la debilidad del más débil. Se lo tendría que hacer ver. Pero, como siempre ocurre a este buen señor, su opinión llega a destiempo, cuando hasta los halcones de la Casa Blanca empiezan a clamar por un alto el fuego, después de que el choque de civilizaciones se llevara por delante, el mismo día en que Soria veía con orgullo su artículo en el periódico, a medio centenar de niños inocentes. Muy bueno lo tuyo, como siempre, Manolo.

Lamentablemente, José Manuel Soria no habló este domingo en su pastoral de la trama eólica, donde está hasta el cuello todo el mundo menos él y su hermano Luis, como trata de transmitir en todos los corrillos de cócteles donde puede. No, no habló de eso, ni de la inmigración, ni del estatuto, ni siquiera del paro o de la vivienda. Soria prefirió este domingo hacer caso a su escribidor liberal y lanzarse a las procelosas aguas de la política internacional, y más concretamente, a defender a Israel por los ataques que está profiriendo de modo absolutamente ilegal contra Líbano. Le pone a Soria el choque de civilizaciones y la fuerza del más fuerte frente a la debilidad del más débil. Se lo tendría que hacer ver. Pero, como siempre ocurre a este buen señor, su opinión llega a destiempo, cuando hasta los halcones de la Casa Blanca empiezan a clamar por un alto el fuego, después de que el choque de civilizaciones se llevara por delante, el mismo día en que Soria veía con orgullo su artículo en el periódico, a medio centenar de niños inocentes. Muy bueno lo tuyo, como siempre, Manolo.