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Órdenes y contraórdenes

Pero no sólo en Servicios Sociales se han movido -o dejado de mover, según se mire- cosas durante las vacaciones del mentado Carmelo Oliva. El también responsable en el Ayuntamiento de Telde de las concejalías de Hacienda, Personal y Régimen Interior dejó dicho al personal municipal de la Gerencia de Jinámar que los últimos quince días de agosto cerrasen las puertas del mini consistorio del Polígono y se fuesen a pasar calor a la playa, que para eso está el verano. Pero claro, Guillermo Reyes -presidente de la asociación de vecinos que gobierna junto con el PP y que quiere a Jinámar como a sí mismo- se enteró de la permisividad de su compañero de grupo de Gobierno y directo que se fue a montar la pertinente carajera en las oficinas municipales del barrio y ordenar lo contrario que Oliva. Ha tenido que ser el concejal José Suárez (PP) quien ha puesto un poco de cordura a esta esperpéntica y nada sorprendente situación. Después de dar un vasito de agua con azúcar a Reyes, aclaró a los trabajadores -desquiciados de tantos dimes y diretes- que las oficinas deben continuar abiertas, aunque tienen la opción de formalizar el correspondiente escrito de protesta y puede que la cosa cambie. O sea que ni sí ni no, sino a lo mejor.

Pero no sólo en Servicios Sociales se han movido -o dejado de mover, según se mire- cosas durante las vacaciones del mentado Carmelo Oliva. El también responsable en el Ayuntamiento de Telde de las concejalías de Hacienda, Personal y Régimen Interior dejó dicho al personal municipal de la Gerencia de Jinámar que los últimos quince días de agosto cerrasen las puertas del mini consistorio del Polígono y se fuesen a pasar calor a la playa, que para eso está el verano. Pero claro, Guillermo Reyes -presidente de la asociación de vecinos que gobierna junto con el PP y que quiere a Jinámar como a sí mismo- se enteró de la permisividad de su compañero de grupo de Gobierno y directo que se fue a montar la pertinente carajera en las oficinas municipales del barrio y ordenar lo contrario que Oliva. Ha tenido que ser el concejal José Suárez (PP) quien ha puesto un poco de cordura a esta esperpéntica y nada sorprendente situación. Después de dar un vasito de agua con azúcar a Reyes, aclaró a los trabajadores -desquiciados de tantos dimes y diretes- que las oficinas deben continuar abiertas, aunque tienen la opción de formalizar el correspondiente escrito de protesta y puede que la cosa cambie. O sea que ni sí ni no, sino a lo mejor.