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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Un papelón para Abreu

Medirse políticamente con Santiago Pérez no es un juego. El concejal de Socialistas X-Tenerife en el Ayuntamiento de La Laguna promete dar guerra hasta el final de su actividad pública, y ha cogido el nuevo Plan General de la ciudad como un caballo de batalla del que no se va a descabalgar ni con agua caliente. Le asisten algunos argumentos que están siendo ampliamente respaldos por sectores muy influyentes e importantes, que en el caso del Plan Especial de la Vega, podrían dar lugar a un derrumbe del documento de planeamiento de imprevisibles consecuencias. Su moción para evitar la derogación de ese Plan Especial ha sentado como una patada en determinado lugar de la anatomía del alcalde, Fernando Clavijo, pero más dolosamente en la de su socio del PSOE, Javier Abreu. Porque lo que propone Santiago Pérez es que se regrese al espíritu que inspiró en 2006 la aprobación de esa figura de protección, una inspiración guiada en todo momento por el Partido Socialista, que lo consiguió sacar adelante con la unanimidad del pleno de la Corporación cuando la presidía Ana Oramas. Obligar al PSOE actual a retratarse sobre la misma cuestión no es una situación cómoda para los dos socios del pacto si se tiene en cuenta que Abreu y sus muchachos habrían de votar a favor de la moción santiaguista y colocar al alcalde y al concejal de Urbanismo literalmente a los pies de toda la ganadería, la agricultura, el ambientalismo y el sentido común de La Laguna y de la isla de Tenerife. El alcalde ha reaccionado de manera torpe, bloqueando el debate de la moción, lo que no produce otro efecto que su amplificación hasta límites que se van a convertir en incontrolables.

Medirse políticamente con Santiago Pérez no es un juego. El concejal de Socialistas X-Tenerife en el Ayuntamiento de La Laguna promete dar guerra hasta el final de su actividad pública, y ha cogido el nuevo Plan General de la ciudad como un caballo de batalla del que no se va a descabalgar ni con agua caliente. Le asisten algunos argumentos que están siendo ampliamente respaldos por sectores muy influyentes e importantes, que en el caso del Plan Especial de la Vega, podrían dar lugar a un derrumbe del documento de planeamiento de imprevisibles consecuencias. Su moción para evitar la derogación de ese Plan Especial ha sentado como una patada en determinado lugar de la anatomía del alcalde, Fernando Clavijo, pero más dolosamente en la de su socio del PSOE, Javier Abreu. Porque lo que propone Santiago Pérez es que se regrese al espíritu que inspiró en 2006 la aprobación de esa figura de protección, una inspiración guiada en todo momento por el Partido Socialista, que lo consiguió sacar adelante con la unanimidad del pleno de la Corporación cuando la presidía Ana Oramas. Obligar al PSOE actual a retratarse sobre la misma cuestión no es una situación cómoda para los dos socios del pacto si se tiene en cuenta que Abreu y sus muchachos habrían de votar a favor de la moción santiaguista y colocar al alcalde y al concejal de Urbanismo literalmente a los pies de toda la ganadería, la agricultura, el ambientalismo y el sentido común de La Laguna y de la isla de Tenerife. El alcalde ha reaccionado de manera torpe, bloqueando el debate de la moción, lo que no produce otro efecto que su amplificación hasta límites que se van a convertir en incontrolables.