El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un par de chiringuitos frenan el 'LP Eye'
Para los anales de la historia de Gran Canaria quedará el bochorno que provocaron el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana cuando, en el anterior mandato, ambas instituciones pusieron todo tipo de reparos a la instalación en la zona turística de la isla de un parque temático promovido por los propietarios del parque de atracciones y el zoo de Madrid. Los inversores se echaron a correr despavoridos ante tanto despropósito. Nada nuevo bajo el sol de un municipio y de una Isla que permanentemente han dado la espalda a ofertas que verdaderamente complementen el mar, el sol y las birras, que sume atractivos y entretenimiento para los que nos visitan. Algo parecido puede estar pasando en estos momentos en Las Palmas de Gran Canaria, cuyo Ayuntamiento está poniendo algunas absurdas trabas a la instalación en el parque de Santa Catalina, concretamente en la trasera del Museo Elder, de una instalación que se convertiría muy pronto en emblemática y que, fitetú qué cosas en los tiempos que corren, crearía cincuenta puestos de trabajo directos, según sus promotores.
Para los anales de la historia de Gran Canaria quedará el bochorno que provocaron el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana cuando, en el anterior mandato, ambas instituciones pusieron todo tipo de reparos a la instalación en la zona turística de la isla de un parque temático promovido por los propietarios del parque de atracciones y el zoo de Madrid. Los inversores se echaron a correr despavoridos ante tanto despropósito. Nada nuevo bajo el sol de un municipio y de una Isla que permanentemente han dado la espalda a ofertas que verdaderamente complementen el mar, el sol y las birras, que sume atractivos y entretenimiento para los que nos visitan. Algo parecido puede estar pasando en estos momentos en Las Palmas de Gran Canaria, cuyo Ayuntamiento está poniendo algunas absurdas trabas a la instalación en el parque de Santa Catalina, concretamente en la trasera del Museo Elder, de una instalación que se convertiría muy pronto en emblemática y que, fitetú qué cosas en los tiempos que corren, crearía cincuenta puestos de trabajo directos, según sus promotores.