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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Asuntos internos

La vida interna de los partidos políticos no se ha adaptado de momento a las nuevas exigencias de los ciudadanos, mosqueados como están por los resultados que ha venido dando el sistema y la falta de respuesta a la gravedad de los acontecimientos. Siguen hablando de escuchar a la calle, de implicarse en los problemas de la gente, pero la realidad es que el ensimismamiento ocupa gran parte de su existencia. Imposible de ese modo darle la vuelta a las previsiones de participación electoral ni a los funestos presagios que colocan en buena posición a los extremismos y a los friquis. Este mismo miércoles, sin ir más lejos, hemos asistido en Canarias a ejemplos muy concretos y muy evidentes de esta falta de sintonía de los tres principales partidos con las exigencias públicas. Coalición Canaria, a requerimiento de su comité local de Santa Cruz de Tenerife, ha lanzado un mensaje nada edificante a los ciudadanos reclamando de su socio, el PSOE, que se corte en sus exigencias de que el ex alcalde de esa ciudad, Miguel Zerolo, entregue su acta de senador ante el ramillete de imputaciones al que está teniendo que responder ante el Tribunal Supremo por presuntos casos de corrupción política. Ha dicho CC que el futuro político del senador por la Comunidad Autónoma es un “asunto interno” de esa organización, pasándose por el arco del triunfo el clamor imparable de que abandonen la política los que no son merecedores de ejercer esa actividad. Es una postura tan absurda como insultante: pretender que el quebranto que supuso la gestión de Zerolo en su ciudad, que sus correrías en Las Teresitas, la privatización de Emmasa, el mamotreto o las irregularidades en las reformas del antiguo instituto García Cabrera, son “asuntos internos” es, sencillamente, no haber entendido nada. De todos sus escándalos quizás sea el de los presuntos pagos ilegales de Fórum Filatélico el que podría tener esa consideración por lo que pudiera suponer de financiación del partido. Y es en ese escándalo, también en el Supremo, donde puede estar la madre de todas las interioridades que Coalición Canaria trata de taponar con su grotesca postura. ¿Afectará esto al pacto? En absoluto: sólo se trata de una posturita para apaciguar a los más radicales. El PSOE seguirá pidiendo la dimisión de Zerolo cuando lo crea conveniente. Y si no lo hace, malo, muy malo.

Carlos Alonso abre la caja de los truenos

También desde Tenerife se ha activado una nueva bomba de espoleta retardada dirigida al seno mismo del pacto entre Coalición Canaria y el PP. El presidente del Cabildo, Carlos Alonso, ha declarado que no le parece tan mal la proposición de ley derrotada este miércoles en el Parlamento tras su defensa por el presidente de su homólogo grancanario, José Miguel Bravo de Laguna. Visto lo visto y con un recurso de inconstitucionalidad tramitándose en el correspondiente tribunal, a Alonso le parece aprovechable subirse al carro de una negociación con el Partido Popular, quebrando de ese modo la postura hasta ahora monolítica de Tenerife (patronales e instituciones) y echando un pulso al Gobierno y a Coalición de la isla de enfrente. Alonso, como otros destacados dirigentes nacionalistas tinerfeños, no da puntadas sin hilos, y conocedor de que la iniciativa iba a ser tumbada por sus compañeros en el Parlamento, lanzó su propuesta conciliadora para incendiar la campiña. Claro que, por no medir sus consecuencias, se ha tropezado con una airada respuesta de su compañero Fernando Bañolas, hasta ahora adicto a las tesis del propio Alonso, de Clavijo y de Oramas de vetar a Paulino Rivero para su reelección presidencial, que directamente le ha aplicado el famoso adagio de “¿por qué no te callas?” Nuevamente los “asuntos internos” interfieren de manera funesta en la vida pública y en el interés general, porque si lo que el presidente tinerfeño pretendía de verdad era reconducir la crisis de los hoteles de cuatro estrellas, mejor hubiera hecho en convencer a los suyos antes del pleno del Parlamento de ayer. En realidad lo que ha conseguido es dar un importante balón de oxígeno al PP al rendirse ante el recurso de Soria ante el Constitucional y poner en evidencia la escasa cintura que muchos actores en presencia han tenido hasta ahora para arreglar un problema de mejor solución que cualquiera de las que se han planteado.

Bañolas humilla a Julios

Puestos a encontrar más “asuntos internos” de escaso interés público, nada supera el papelón que este miércoles tuvo que interpretar en el pleno del Parlamento la diputada de CC Mari Mar Julios. Autora de una de las indisciplinas más sonadas de esta legislatura al romper la unidad de voto de su formación en la aprobación de la polémica ley turística de modernización y rehabilitación, ayer tuvo que tragarse su orgullo y ejercer de donde digo Diego. Le tocó a ella, vaya por dios, defender el no de su grupo a la proposición de ley del Cabildo de Gran Canaria, cuando su propio partido en esa isla la llevó en mayo pasado a votar en contra de la ley por no incluir los hoteles de cuatro estrellas. La propuesta rechazada en la Cámara este miércoles los incluía hasta un 4% de las nuevas autorizaciones, y asiéndose como clavo ardiendo a la chapuza cierta del recurso de inconstitucionalidad de Soria, salió por peteneras para oponerse a lo que había defendido anteriormente. Las instrucciones en ambos casos se las dio su jefe de filas en Gran Canaria, Fernando Bañolas, que al contrario de lo que hizo (tarde y mal) Carlos Alonso, no fue capaz de consensuar en el Cabildo una proposición de ley que pudiera ser aceptada por todos y acabar con este sainete que no está conduciendo a otra cosa que a emponzoñar aún más la situación.

José Miguel Pérez humilla a Chano Franquis

Más “asuntos internos”. Por si era patético el panorama, un acontecimiento de hace unos días protagonizado por José Miguel Pérez y Chano Franquis, compañeros en el Partido Socialista y sin embargo enemigos íntimos, saltó este miércoles a los medios de comunicación. Lo lanzó la noche anterior en Facebook ese inquieto viejo rockero de nombre Salvador García Carrillo, que publicó un largo texto contando un desagradable incidente entre ambos dirigentes del PSC. García Carrillo descargó toda la responsabilidad del incidente en José Miguel Pérez, al que acecha en su comportamiento desde que en el mandato anterior (2007-2001) su hija Teresa sufriera graves desencuentros en su corta etapa como concejala en la ciudad de Telde. Tras desavenencias irreconciliables con el portavoz, José Antonio Perera, García Carrillo actuó de manager de su hija pretendiendo pactar una salida airosa que incluyera la recolocación de la concejala en algún puesto de trabajo relacionado con el Cabildo grancanario, del que era entonces presidente el actual vicepresidente del Gobierno. El acuerdo no fraguó y la apertura de hostilidades quedó declarada hasta la fecha. La versión que vertió este viejo militante en Facebook no coincide al cien por cien con la que ofrece José Miguel Pérez, pero lo que parece claro es que hubo un desplante a Chano Franquis. Todo ocurrió con motivo de la reciente visita del diputado por Madrid Pedro Sánchez, candidato nada tapado de muchos sectores del PSOE a disputar unas primarias con Rubalcaba o con quien se ponga delante. La versión que ofrece el núcleo duro de Pérez habla de una reunión celebrada a petición de éste para informar a Sánchez de las peculiaridades de Canarias antes de que diera una conferencia matinal en el Club La Provincia. Según esta versión, estando dentro del despacho de Vicepresidencia ambos reunidos, se personó en el edificio Chano Franquis con la intención de sumarse a la reunión, propósito que le impidieron desde el gabinete de presidente aplicando un exceso de celo en el protocolo y las formas oficiales.

Tensión en el Club La Provincia

La versión de Franquis, aireada con contumacia por García Carrillo, es que aquel y Pedro Sánchez llegaron juntos al edificio de la plaza del doctor Rafael O’Shanahan, sede de la vicepresidencia, y que el jefe de gabinete de José Miguel Pérez fue el que impidió el paso a la reunión del secretario general del PSOE de Las Palmas de Gran Canaria y diputado nacional. Sostienen los defensores de esta versión, que Franquis hizo lo indecible por hacer cambiar de postura al jefe de gabinete, pero éste se mantuvo inflexible en todo momento. Sin embargo, en lugar de cancelar el encuentro y marcharse Sánchez y Franquis por donde habían venido ante tan sonado desplante, la reunión se celebró sin mayores complicaciones. Al día siguiente, en el Club La Provincia, donde el diputado por Madrid ofreció una charla coloquio sobre la situación política española, se palpaba la tensión. Porque fue Franquis quien acompañó en todo momento al candidato nada tapado, y fue él quien se dirigió al director del recinto, Ángel Tristán, para que diera por terminado el acto para poderse llevar al conferenciante. Y así fue casi de inmediato, generándose luego alguna situación enojosa al ser imposible que Sánchez pudiera departir algo con los directivos de Prensa Ibérica allí presentes y hacerse las fotos de rigor. Nada hubiera trascendido públicamente si Salvador García Carrillo no hubiera publicado en las redes sociales su ataque a José Miguel Pérez por el incidente, porque Chano Franquis se lo guardó para su memorial de agravios y acabó reconociéndolo este miércoles sólo cuando le preguntaron. Los mal pensados, sin embargo, le atribuyen haber animado a García Carrillo, pero eso quedará, como siempre, en las disputas orgánicas. En los “asuntos internos”

Bravo se trae a Rajoy

Y para terminar este recorrido por los “asuntos internos” de los partidos políticos que decoran el panorama de esta ultraperiferia, una mención al gesto del presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna. Su obra magna, por la que él y su hijo Lucas, consejero de Deportes de la misma Corporación, piensan pasar a la posteridad, tendrá dos inauguraciones. Una oficial y muy política y otra deportiva. La primera de ellas tendrá lugar este sábado y contará con la magna presencia de la plana mayor del PP canario, con Mariano Rajoy y José Manuel Soria a la cabeza. Y eso a pesar de que es el Gobierno de España el que mayores incumplimientos presupuestarios acumula para la financiación de esta obra, por otra parte adjudicada de aquella manera por la Corporación anterior. El presidente del Cabildo no se anda con chiquitas, y en su estrategia de cobrar fuerza e influencia ante un previsible escenario de próximo descabezamiento del partido en Canarias, se trae al Bravo Arena nada menos que al presidente del Gobierno y de su partido, con el que mantiene unas estrechas relaciones forjadas en las vacaciones que Rajoy ha pasado en el apartamento que su padre disfruta en la urbanización turística de Puerto Rico, Mogán, allí donde los mangos y los aguacates fructifican de manera extraordinaria. Al final ha sido el Cabildo grancanario el que ha apechugado con gran parte de la financiación del pabellón, con sus continuas revisiones de precios y con un monto global que conoceremos cuando ya no quede nadie por los alrededores al que reclamarle responsabilidades. Como pasó con el Angulo Arena. Pero ésa es otra historia de “asuntos internos”.

La vida interna de los partidos políticos no se ha adaptado de momento a las nuevas exigencias de los ciudadanos, mosqueados como están por los resultados que ha venido dando el sistema y la falta de respuesta a la gravedad de los acontecimientos. Siguen hablando de escuchar a la calle, de implicarse en los problemas de la gente, pero la realidad es que el ensimismamiento ocupa gran parte de su existencia. Imposible de ese modo darle la vuelta a las previsiones de participación electoral ni a los funestos presagios que colocan en buena posición a los extremismos y a los friquis. Este mismo miércoles, sin ir más lejos, hemos asistido en Canarias a ejemplos muy concretos y muy evidentes de esta falta de sintonía de los tres principales partidos con las exigencias públicas. Coalición Canaria, a requerimiento de su comité local de Santa Cruz de Tenerife, ha lanzado un mensaje nada edificante a los ciudadanos reclamando de su socio, el PSOE, que se corte en sus exigencias de que el ex alcalde de esa ciudad, Miguel Zerolo, entregue su acta de senador ante el ramillete de imputaciones al que está teniendo que responder ante el Tribunal Supremo por presuntos casos de corrupción política. Ha dicho CC que el futuro político del senador por la Comunidad Autónoma es un “asunto interno” de esa organización, pasándose por el arco del triunfo el clamor imparable de que abandonen la política los que no son merecedores de ejercer esa actividad. Es una postura tan absurda como insultante: pretender que el quebranto que supuso la gestión de Zerolo en su ciudad, que sus correrías en Las Teresitas, la privatización de Emmasa, el mamotreto o las irregularidades en las reformas del antiguo instituto García Cabrera, son “asuntos internos” es, sencillamente, no haber entendido nada. De todos sus escándalos quizás sea el de los presuntos pagos ilegales de Fórum Filatélico el que podría tener esa consideración por lo que pudiera suponer de financiación del partido. Y es en ese escándalo, también en el Supremo, donde puede estar la madre de todas las interioridades que Coalición Canaria trata de taponar con su grotesca postura. ¿Afectará esto al pacto? En absoluto: sólo se trata de una posturita para apaciguar a los más radicales. El PSOE seguirá pidiendo la dimisión de Zerolo cuando lo crea conveniente. Y si no lo hace, malo, muy malo.

Carlos Alonso abre la caja de los truenos