El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pedristas que trabajan para Coalición Canaria
Quizás estén siendo los derrotados susanistas del PSOE de Canarias los que anden encajando con mejores modales la derrota que la presidenta de la Junta de Andalucía sufrió el pasado domingo en las primarias socialistas. La mayoría guarda un silencio de luto, un monacal recogimiento a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Esa posición de prudencia la ha quebrado por la vía de los hechos la gestora regional, de mayoritaria tendencia susanista, que está tratando por todos los medios de marcar un calendario express para el próximo congreso regional en la errónea creencia de que acelerando los plazos pueda terminar por quebrarse la insoportable fragilidad de los pedristas.
Porque, al contrario de lo que sucede en otras federaciones socialistas donde todo es jolgorio e incluso arrepentimiento y autocrítica entre los seguidores de Susana Díaz, en Canarias estamos asistiendo a un lamentable espectáculo de los ganadores de la consulta a las bases. Tan solo en tres días han aparecido media docena (o más) de guardianes de las esencias más puras de los principios fundamentales del secretario general electo, Pedro Sánchez. Algunos, como Ángel Víctor Torres (secretario general de Gran Canaria) y Chano Franquis (secretario general de Las Palmas de Gran Canaria) se han manifestado con prudencia, pero otros como Manuel Martínez, consejero de Aguas del Cabildo de Tenerife y responsable de llevarle la agenda de actos en Canarias a Sánchez en esta reciente campaña, se han subido a la parra de una manera ridícula. A él se han unido otras voces, como la de Pedro Ramos, factótum de la gestora de La Laguna, para imponer cuáles habrían de ser las cualidades irrenunciables de un buen pedrista, condición que él aparenta cumplir sobradamente.
A Ramos cabe atribuir la imposición de Héctor Gómez (presidente de la gestora socialista de Tenerife, mira que hay gestores, oye) como la persona que habrá de encabezar los nuevos tiempos del PSOE en Canarias, es decir, el secretario general al que la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez habría de encargar la dirección del partido en las Islas. Lo que aparentemente podría considerarse una designación de privilegio en realidad puede convertirse en un verdadero estigma porque, como empieza a ser tradición en el PSOE, los candidatos impuestos por la oficialidad terminan siendo los grandes derrotados. Y acaba de ocurrir hace escasos días, parece mentira que no lo hayan asimilado aún.
Pero peor que esa designación extemporánea, el anuncio de Pedro Ramos de que el hombre es Héctor Gómez tiene precisamente en la identidad del padrino el peor de los presagios. Ramos es una figura con más sombras que luces en la historia reciente del PSOE de Tenerife. Sus detractores lo sitúan como un caballo de Troya de Coalición Canaria dentro de las filas socialistas, la persona llamada a cortocircuitar cualquier intento del partido por acabar con la hegemonía nacionalista de tres décadas.
Los hechos lo delatan. Pedro Ramos fue, junto a otros dos simbólicos dirigentes del PSOE, fundador de la corriente Masca, un engendro animado por Coalición Canaria a raíz del estallido del escándalo de Las Teresitas, cuando el PSOE tinerfeño se quebró en Santa Cruz por el apoyo al convenio que dio lugar al pelotazo recientemente calificado de delictivo por la justicia.
La condición de eterno jefe de Recursos Humanos del Hospital Universitario de Canarias (HUC) -donde siempre lo ha refrendado CC para seguirlo utilizando- le ha otorgado siempre la posibilidad de afiliar militantes al PSOE y de ganar asambleas con brazos de palo. De hecho, la agrupación de La Laguna ha sido, a pesar de la quiebra interna que vive desde hace dos años, la única en toda España que ha visto incrementada su militancia.
A Ramos lo acompañaron en aquella operación de Masca José Luis Martín y Manuel Noda; el primero era un veterano sindicalista de la UGT capaz de montar comités de empresa amarillos en grandes firmas de la ciudad que logró colarse en las listas al Ayuntamiento de Santa Cruz después de ser rechazado en las de La Laguna. Se sumó a la operación que condujo a la dimisión por aburrimiento del candidato que ganó en 1999 los procesos internos, José Vicente González Bethencourt, sustituido por un tándem formado por Emilio Fresco y Herminia Gil, que había sido derrotada en aquellas primarias. Fresco y Gil desobedecieron a su propio partido al sumarse al contubernio de Las Teresitas promovido por el alcalde Miguel Zerolo, que ya saben ustedes cómo ha acabado. Fresco resultó absuelto pero Gil sigue investigada por el casl Fórum Filatélico, otro enjuague de ATI en el se vio involucrado el PSOE.
De Manuel Noda, el tercero de Masca, la justicia se encargó de apartarlo de la primera línea política por una condena muy desgraciada relacionada con su desempeño sanitario con una paciente psiquiátrica.
Coalición Canaria utilizó a Masca como misil en una de sus plazas intocables, La Laguna, a cuya alcaldía se presentó en 2003 con la única finalidad de restar votos al PSOE y propiciar que Ana Oramas pudiera mantenerse como alcaldesa de la ciudad en detrimento de la lista que por entonces encabezó Santiago Pérez. Lejos de depurarlos, el PSOE de Javier Abreu perdonó a Pedro Ramos y a José Luis Martín y los incorporó a la Agrupación Local lagunera. El resultado a día de hoy es que la hija de José Luis Martín, Mónica Martín, encabeza el grupo municipal afín a Coalición Canaria y que Javier Abreu está cobrando el paro tras haber sido destituido por el alcalde nacionalista, José Alberto Díaz, y tras ser expedientado por su propio partido.
Pedro Ramos y José Luis Martín, con sus hijos e hijas políticos, han conseguido instalarse ahora en el epicentro del pedrismo sin abandonar a su suerte a Coalición Canaria, cuya alcaldía en La Laguna mantienen como hicieran en 2003 trabajando para Ana Oramas.
Los de Masca, ahora pedristas, mantienen un discurso de izquierdas al tiempo que perpetúan en el poder a lo más rancio de la derecha caciquil de Canarias. A este paso van a conseguir que cualquiera de los susanistas que han sido tradicionalemente fieles a los principios del PSOE, les arrebate el relato y los votos de la militancia. Empieza bien la nueva etapa de Pedro Sánchez en Canarias.
Quizás estén siendo los derrotados susanistas del PSOE de Canarias los que anden encajando con mejores modales la derrota que la presidenta de la Junta de Andalucía sufrió el pasado domingo en las primarias socialistas. La mayoría guarda un silencio de luto, un monacal recogimiento a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Esa posición de prudencia la ha quebrado por la vía de los hechos la gestora regional, de mayoritaria tendencia susanista, que está tratando por todos los medios de marcar un calendario express para el próximo congreso regional en la errónea creencia de que acelerando los plazos pueda terminar por quebrarse la insoportable fragilidad de los pedristas.
Porque, al contrario de lo que sucede en otras federaciones socialistas donde todo es jolgorio e incluso arrepentimiento y autocrítica entre los seguidores de Susana Díaz, en Canarias estamos asistiendo a un lamentable espectáculo de los ganadores de la consulta a las bases. Tan solo en tres días han aparecido media docena (o más) de guardianes de las esencias más puras de los principios fundamentales del secretario general electo, Pedro Sánchez. Algunos, como Ángel Víctor Torres (secretario general de Gran Canaria) y Chano Franquis (secretario general de Las Palmas de Gran Canaria) se han manifestado con prudencia, pero otros como Manuel Martínez, consejero de Aguas del Cabildo de Tenerife y responsable de llevarle la agenda de actos en Canarias a Sánchez en esta reciente campaña, se han subido a la parra de una manera ridícula. A él se han unido otras voces, como la de Pedro Ramos, factótum de la gestora de La Laguna, para imponer cuáles habrían de ser las cualidades irrenunciables de un buen pedrista, condición que él aparenta cumplir sobradamente.