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Los hay peores

A Bravo de Laguna le caen bariscazos por todas partes por sus modificaciones presupuestarias, algunas más sandungueras que otras, todo hay que decirlo para mejor proveer. Sus campañas propagandísticas, con resultados muy dudosos, están haciendo las delicias de la oposición, que va sumando y sumando hasta la suma final, que se producirá cuando lleguen las vísperas electorales. Bravo ha incrementado la partida de publicidad en un 177%, ha dicho Carolina Darias (PSOE) particularmente estos últimos meses por culpa de la deriva isloteñista que ha conducido al presidente del Cabildo a la búsqueda de algún enganche que le permita sintonizar con la ciudadanía. El éxito es más que discutible, a tenor de lo que ya arrojan algunas encuestas y la escasa respuesta social que la campaña institucional de todos contra Tenerife está cosechando. Pero aun siendo grave que con la que está cayendo una institución grancanaria dedique a propaganda más de dos millones de euros, los hay peores. Ya, no es excusa ni consuelo, pero nuestra obligación es decirles que los hay peores. Por ejemplo, Alberto Nuñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia por el PP, que ha sacado a licitación una campaña publicitaria para animar a los gallegos a tener hijos. La iniciativa tiene un presupuesto de 640.000 euros y persigue la “dinamización demográfica” (“follad, follad, que el mundo se acaba”, se decía antes) justo ahora que la ministra de Sanidad, Ana Mato, ha desaprovechado una oportunidad única para esa misma dinamización permitiendo que las mujeres puedan someterse a fecundación a través de la sanidad pública aunque no tengan maromo a mano (palabra de ministra, jurado). Núñez Feijóo, uno de los llamados a suceder a Rajoy si se diera o diese la circunstancia de una dimisión o indisposición intestinal, se ha gastado sólo en el periodo 2009-2012 la friolera de 25 millones de euros en campañas publicitarias. Así se entiende cualquier lectura mediática del acontecimiento que quieran, incluido el accidente ferroviario del pasado 24 de julio.

A Bravo de Laguna le caen bariscazos por todas partes por sus modificaciones presupuestarias, algunas más sandungueras que otras, todo hay que decirlo para mejor proveer. Sus campañas propagandísticas, con resultados muy dudosos, están haciendo las delicias de la oposición, que va sumando y sumando hasta la suma final, que se producirá cuando lleguen las vísperas electorales. Bravo ha incrementado la partida de publicidad en un 177%, ha dicho Carolina Darias (PSOE) particularmente estos últimos meses por culpa de la deriva isloteñista que ha conducido al presidente del Cabildo a la búsqueda de algún enganche que le permita sintonizar con la ciudadanía. El éxito es más que discutible, a tenor de lo que ya arrojan algunas encuestas y la escasa respuesta social que la campaña institucional de todos contra Tenerife está cosechando. Pero aun siendo grave que con la que está cayendo una institución grancanaria dedique a propaganda más de dos millones de euros, los hay peores. Ya, no es excusa ni consuelo, pero nuestra obligación es decirles que los hay peores. Por ejemplo, Alberto Nuñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia por el PP, que ha sacado a licitación una campaña publicitaria para animar a los gallegos a tener hijos. La iniciativa tiene un presupuesto de 640.000 euros y persigue la “dinamización demográfica” (“follad, follad, que el mundo se acaba”, se decía antes) justo ahora que la ministra de Sanidad, Ana Mato, ha desaprovechado una oportunidad única para esa misma dinamización permitiendo que las mujeres puedan someterse a fecundación a través de la sanidad pública aunque no tengan maromo a mano (palabra de ministra, jurado). Núñez Feijóo, uno de los llamados a suceder a Rajoy si se diera o diese la circunstancia de una dimisión o indisposición intestinal, se ha gastado sólo en el periodo 2009-2012 la friolera de 25 millones de euros en campañas publicitarias. Así se entiende cualquier lectura mediática del acontecimiento que quieran, incluido el accidente ferroviario del pasado 24 de julio.