El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pepe Torres, encantado con Felipe
Felicitamos muy efusivamente a todos los que desde Canarias y desde fuera de Canarias criticaron que el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, eligiera durante varios veranos consecutivos Lanzarote para sus vacaciones. Seguramente no es achacable a ellos que haya habido un cambio de destino, pero ya pueden estar contentos: Zapatero no viene. A cambio, y en aplicación de esa instrucción no escrita en Ferraz según la cual donde va ZP no va Felipe, y a la inversa, será el ex presidente quien veranee en la isla conejera. González ha elegido una casa de turismo rural en Haría, cuyo alcalde, José Torres, el próximo presidente de CC en sustitución de Paulino Rivero, está encantado. “El hecho de que un estadista de la talla de Felipe González, que ha paseado el nombre de España por todo el mundo, escoja el municipio para pasar sus vacaciones, es todo un honor”, ha dicho. Un ejemplo que debería cundir en los partidos políticos para separar la batalla dialéctica de lo verdaderamente importante para el interés general.
Felicitamos muy efusivamente a todos los que desde Canarias y desde fuera de Canarias criticaron que el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, eligiera durante varios veranos consecutivos Lanzarote para sus vacaciones. Seguramente no es achacable a ellos que haya habido un cambio de destino, pero ya pueden estar contentos: Zapatero no viene. A cambio, y en aplicación de esa instrucción no escrita en Ferraz según la cual donde va ZP no va Felipe, y a la inversa, será el ex presidente quien veranee en la isla conejera. González ha elegido una casa de turismo rural en Haría, cuyo alcalde, José Torres, el próximo presidente de CC en sustitución de Paulino Rivero, está encantado. “El hecho de que un estadista de la talla de Felipe González, que ha paseado el nombre de España por todo el mundo, escoja el municipio para pasar sus vacaciones, es todo un honor”, ha dicho. Un ejemplo que debería cundir en los partidos políticos para separar la batalla dialéctica de lo verdaderamente importante para el interés general.