Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Golpe de dignidad socialista en Lanzarote

En el salón de plenos del Ayuntamiento de La Laguna no cabía un alma. Lo llenó el público municipal y espeso y una nutrida representación de Coalición Canaria, a cuyo frente se hizo notar Fernando Clavijo, ya ex alcalde y futuro presidente del Gobierno. La presencia socialista se redujo a un ex alcalde, Pepe Segura; un diputado lagunero, Gustavo Matos, y el líder del PSOE en el Cabildo de Tenerife, Aurelio Abreu. El Partido Socialista premiaba con la desolación a quien se comportaba en aquellos instantes con el máximo grado de disciplina ante un pacto que en sus comienzos está resultándole un auténtico desastre para todos menos para la conformación la semana que viene del Gobierno regional. “He cumplido, sigo siendo socialista”, escribió Javier Abreu a Patricia Hernández a través de Whatsapp una vez consumada la elección de José Alberto Díaz como alcalde. La respuesta no pudo ser más fría y lacónica: “No lo dudo”. La Laguna veía disiparse, por los efectos de ese pacto entre Coalición Canaria y el PSOE, la posibilidad de un gobierno de izquierdas, aunque a muchos de los presentes les haya quedado el consuelo de comprobar cómo la composición de la Corporación puede forzar decisiones hasta ahora inimaginables. Al nuevo alcalde, al que felicitamos desde aquí, por supuesto, se le presenta un panorama muy complicado, y lo sabe. Tan consciente es de la situación que se ha atrevido a jugar con fuego invitando al Partido Popular a integrarse en el gobierno junto al PSOE. Lo cuenta el portavoz popular, Antonio Alarcó, pero en privado, en el mismo formato en el que recibió la oferta. Si en algún momento Díaz se atreviera a dar ese paso sería él y no Abreu el que rompiera la disciplina del pacto y destaparía la caja de los truenos con consecuencias imprevisibles. Y no porque la dirección del PSOE vaya a exigir la activación de los mecanismos correctores de indisciplinas, hasta ahora fuegos fatuos, sino porque la oposición volvería a tentar a Abreu con un pacto de izquierdas que entonces podría convertirse en imparable. Si antes, claro está, cualquiera de los tres expedientes que el otro día se llevó la Policía de la Alcaldía no deriva en diligencias penales. Como repite incansablemente Javier Abreu, “hay más días que lentejas”. ¡Vaya pacto!

Hermafroditismo político en Lanzarote

La orden estricta de cumplir los acuerdos con Coalición Canaria hasta rebasar incluso los límites de la humillación personal y política ha tenido una esperanzadora excepción en la isla de Lanzarote, dónde si no. Lanzarote ha sido siempre un laboratorio de experimentos políticos sin parangón en toda España, y las consecuencias de algunas de aquellas aventuras las estamos viendo traducidas en duras sentencias de cárcel. Los cinco consejeros que el PSOE obtuvo en el Cabildo de la isla, rompiendo tendencias y mejorando en número de votos y de representantes respecto a 2011, han decidido plantarse ante los desafueros del presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, desoyendo las llamadas al orden de Patricia Hernández y otros dirigentes del partido. Que San Ginés destituyera manu militari al jefe de la oficina del Plan Insular habiendo correspondido a los socialistas el área de Política Territorial es una ofensa que éstos se han tomado muy a pecho. Y no “una cuestión menor”, como imprudentemente valoró el secretario general de CC, José Miguel Barragán, a su salida de la mesa del pacto. El funcionario en cuestión, Leopoldo Díaz, es considerado en la isla un dique contra la corrupción, un baluarte ajeno a la contaminación de la mafia urbanística que campa a sus anchas con el amparo de políticos y medios de comunicación. Pero el plante de los cinco consejeros socialistas, con José Juan Cruz al frente, no va a consistir en romper las cadenas del pacto regional y meterle a San Ginés una moción de censura con al menos otras dos fuerzas presentes en la Corporación. Nada de eso. Estando en Lanzarote, nada mejor que patentar un nuevo género político, el hermafroditismo, consistente en negarse a ser gobierno y a ser oposición. No pueden ser gobierno por una cuestión de dignidad, algo que parecía hasta este viernes descatalogado en el PSOE; pero tampoco pueden ser oposición porque las normas del pacto impiden desplazar al socio mediante la búsqueda de otras mayorías. Pueden ejercer la oposición, es cierto, pero con el límite mismo de no tumbar al gobierno de Pedro San Ginés, lo que les obligará como mínimo a aprobarle los presupuestos y las cuestiones vitales para el funcionamiento del Cabildo. Pero, como dice el lagunero Abreu, “hay más días que lentejas” y parece claro que el carácter soliviantado del presidente del Cabildo dará para mucho.

El doblete de Loli Corujo

Que la secretaria general del PSOE de Lanzarote, Dolores Corujo, haya permitido esta indisciplina baja en calorías no va a quedar impune. Aunque en teoría pueda parecer muy apetitoso que tu socio te deje para ti solito todo el poder de una institución para dar de comer a tantas boquitas hambrientas, el caramelo viene envenenado. Lo sabe Pedro San Ginés, que pidió la intervención de Fernando Clavijo y éste la de Patricia Hernández para no empezar con tan mal pie el mandato en Lanzarote. Nada consiguieron. El presidente del Cabildo no puede echarse en manos del PP sin arriesgarse a una moción de censura con su presunto socio desligado para entones de todo compromiso. Ni puede gobernar con fundamento con toda la oposición, incluida la socialista, obligándolo a explicar con un croquis cada decisión de calado para negociar los apoyos. Es el precio de la dignidad y la consecuencia automática de la imposición presidencial que ejerció San Ginés. Pero también puede pasarle factura a Dolores Corujo, alcaldesa de San Bartolomé de Lanzarote y diputada regional, que se mojó hasta las cejas en las primarias presidenciales y por la readmisión de los consejeros palmeros expulsados del PSOE, en la línea de lo que le pidió entonces la candidata Patricia Hernández. Haber puesto nervioso al socio nacionalista no está bien visto en los actuales tiempos socialistas, así que no sería de extrañar que el lunes mismo le estén pidiendo que se atenga a lo que dicen los estatutos del partido y renuncie a una de sus dos plazas, alcaldesa o diputada. Es muy probable que elija Parlamento porque allí ya ha conseguido incluso puesto de relumbrón en el grupo socialista.

¿Se acuerdan de José Miguel Pérez?

Llegados a este punto de disparate y de humillación para las huestes del Partido Socialista Canario, quizás convenga, acaso levemente, recordar a todas las voces críticas que se alzaron incansablemente contra el secretario general y todavía vicepresidente del Gobierno, José Miguel Pérez, acusándolo de haberse entregado indignamente a Paulino Rivero y a Coalición y de no haberse diferenciado en la gestión de su socio nacionalista. Es cierto que el nuevo Gobierno de Fernando Clavijo y Patricia Hernández no ha sido ni siquiera designado, pero los primeros pasos de este pacto, con una abrumadora avalancha de desplantes de Coalición Canaria frente a una sumisión vergonzosa del PSOE no animan a pensar en el equilibrio. Fieles a la estabilidad y lealtad que prometieron (y se prometieron) hasta este mismo viernes Paulino y José Miguel han continuado gobernando Canarias ajenos a lo que negocian sus herederos políticos. En su última sesión del Consejo de Gobierno han aprobado dos cuestiones que marcan la diferencia con respecto a los demás: mantener congelado el precio de las matrículas para los universitarios canarios y autorizar dos nuevos parques eólicos en las islas. Es decir, Educación, en lo que Canarias ha sido puntera estos cuatro años, y energías renovables, una lucha que ha tenido episodios para todos los gustos frente a un ministro, casualmente canario, que puso todos los obstáculos que tenía a su alcance. Y, mira tú qué casualidad: las dos áreas en manos de consejeros socialistas, José Miguel Pérez y Paquita Luengo. Tú sigue llamándolo mudito, anda.

En el salón de plenos del Ayuntamiento de La Laguna no cabía un alma. Lo llenó el público municipal y espeso y una nutrida representación de Coalición Canaria, a cuyo frente se hizo notar Fernando Clavijo, ya ex alcalde y futuro presidente del Gobierno. La presencia socialista se redujo a un ex alcalde, Pepe Segura; un diputado lagunero, Gustavo Matos, y el líder del PSOE en el Cabildo de Tenerife, Aurelio Abreu. El Partido Socialista premiaba con la desolación a quien se comportaba en aquellos instantes con el máximo grado de disciplina ante un pacto que en sus comienzos está resultándole un auténtico desastre para todos menos para la conformación la semana que viene del Gobierno regional. “He cumplido, sigo siendo socialista”, escribió Javier Abreu a Patricia Hernández a través de Whatsapp una vez consumada la elección de José Alberto Díaz como alcalde. La respuesta no pudo ser más fría y lacónica: “No lo dudo”. La Laguna veía disiparse, por los efectos de ese pacto entre Coalición Canaria y el PSOE, la posibilidad de un gobierno de izquierdas, aunque a muchos de los presentes les haya quedado el consuelo de comprobar cómo la composición de la Corporación puede forzar decisiones hasta ahora inimaginables. Al nuevo alcalde, al que felicitamos desde aquí, por supuesto, se le presenta un panorama muy complicado, y lo sabe. Tan consciente es de la situación que se ha atrevido a jugar con fuego invitando al Partido Popular a integrarse en el gobierno junto al PSOE. Lo cuenta el portavoz popular, Antonio Alarcó, pero en privado, en el mismo formato en el que recibió la oferta. Si en algún momento Díaz se atreviera a dar ese paso sería él y no Abreu el que rompiera la disciplina del pacto y destaparía la caja de los truenos con consecuencias imprevisibles. Y no porque la dirección del PSOE vaya a exigir la activación de los mecanismos correctores de indisciplinas, hasta ahora fuegos fatuos, sino porque la oposición volvería a tentar a Abreu con un pacto de izquierdas que entonces podría convertirse en imparable. Si antes, claro está, cualquiera de los tres expedientes que el otro día se llevó la Policía de la Alcaldía no deriva en diligencias penales. Como repite incansablemente Javier Abreu, “hay más días que lentejas”. ¡Vaya pacto!

Hermafroditismo político en Lanzarote