El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Los periodistas, ''a la cárcel''
No es verdad lo que dice el líder del PP de Alicante, a la par que presidente de la Diputación Provincial, un tal José Joaquín Ripoll, que soltó el lunes ante un grupo de periodistas que “los de El País lo tienen todo [de las investigaciones judiciales], incluso antes que el propio interesado”. Esta certeza tan contumaz, unida seguramente a que los “interesados” vienen siendo del PP, llevó al señor Ripoll a afirmar en esa misma conversación que los redactores de ese periódico “deberían estar en la cárcel”. Cierto es que este bocazas pidió perdón a las pocas horas por tan democrático e irrefrenable deseo, pero la frase ha quedado ya incorporada con letras de molde y oro para la posteridad: el mensajero, a la cárcel, y los corruptos, a trotar libremente por la pradera. Pero volviendo a esa traición del subconsciente: no es cierto que el interesado se entere por El País. El interesado, distinguido Ripoll, se entera en el momento en que le regalan el traje a la medida, viaja gratis en el jet del empresario o recibe un cartucho lleno de billetes de 500. Los periodistas solemos enterarnos mucho más tarde, y no siempre de todo.
No es verdad lo que dice el líder del PP de Alicante, a la par que presidente de la Diputación Provincial, un tal José Joaquín Ripoll, que soltó el lunes ante un grupo de periodistas que “los de El País lo tienen todo [de las investigaciones judiciales], incluso antes que el propio interesado”. Esta certeza tan contumaz, unida seguramente a que los “interesados” vienen siendo del PP, llevó al señor Ripoll a afirmar en esa misma conversación que los redactores de ese periódico “deberían estar en la cárcel”. Cierto es que este bocazas pidió perdón a las pocas horas por tan democrático e irrefrenable deseo, pero la frase ha quedado ya incorporada con letras de molde y oro para la posteridad: el mensajero, a la cárcel, y los corruptos, a trotar libremente por la pradera. Pero volviendo a esa traición del subconsciente: no es cierto que el interesado se entere por El País. El interesado, distinguido Ripoll, se entera en el momento en que le regalan el traje a la medida, viaja gratis en el jet del empresario o recibe un cartucho lleno de billetes de 500. Los periodistas solemos enterarnos mucho más tarde, y no siempre de todo.