Una pista para Felipito Tacatún

Que no se diga que no echamos una manita a los concejales de la oposición pepera en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, aún a sabiendas de que son como son y no tienen enmienda. Partimos de la base, aceptada incluso por la dirigencia del PP, que Jerónimo Saavedra es mejor alcalde que lo que fue Pepa, pero no por su propia audacia, sino porque es imposible alcanzar y mucho menos superar a la ex alcaldesa. Pero hay cosas que parecen muy poco presentables como, por ejemplo, imaginarse el futuro palacio de justicia sin haber construido al lado unos aparcamientos para los justiciables y los operadores jurídicos. Dice el alcalde que no hay dinero, que Pepa de Triana dejó las arcas vacías y endeudadas, pero alguien habrá de echarle imaginación para que Vegueta no sea otro caos. Por ejemplo, sugerimos, los aparcamientos los podría hacer Sagulpa sin costar un duro al erario municipal. Es una idea para que la proponga ese portento llamado Felipito Tacatún, el del televisivo “yo sigo” de los años setenta, aunque sobre él pese la obligación de mandarse a mudar después de tantas sentencias llamándole de todo menos bonito. Que tampoco lo es.

Que no se diga que no echamos una manita a los concejales de la oposición pepera en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, aún a sabiendas de que son como son y no tienen enmienda. Partimos de la base, aceptada incluso por la dirigencia del PP, que Jerónimo Saavedra es mejor alcalde que lo que fue Pepa, pero no por su propia audacia, sino porque es imposible alcanzar y mucho menos superar a la ex alcaldesa. Pero hay cosas que parecen muy poco presentables como, por ejemplo, imaginarse el futuro palacio de justicia sin haber construido al lado unos aparcamientos para los justiciables y los operadores jurídicos. Dice el alcalde que no hay dinero, que Pepa de Triana dejó las arcas vacías y endeudadas, pero alguien habrá de echarle imaginación para que Vegueta no sea otro caos. Por ejemplo, sugerimos, los aparcamientos los podría hacer Sagulpa sin costar un duro al erario municipal. Es una idea para que la proponga ese portento llamado Felipito Tacatún, el del televisivo “yo sigo” de los años setenta, aunque sobre él pese la obligación de mandarse a mudar después de tantas sentencias llamándole de todo menos bonito. Que tampoco lo es.