El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
De políticos o hamaqueros incapaces
Es muy difícil superar el grado de incapacidad política que presenta el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Los miembros del pacto que sustentan en la alcaldía a María del Pino Torres, de Nueva Canarias, se han contagiado -al parecer encantados- de ese vergonzoso mal de la ineficacia, el clientelismo, el regate pueblerino y zafio para apañar unos votos de más a costa del interés de la generalidad. Lejos de formalizar un acuerdo político sólido e inaplazable que conduzca a sacar a la principal ciudad turística de Canarias del foso en que anda metida desde hace décadas, cada una de las fuerzas políticas en presencia se dedica a poner zancadillas a la de al lado a ver si así en lugar de cinco o siete son seis u ocho los concejales, a ver si tal asociación de vecinos o aquella de petanca nos invita a su anual chocolatada. Y si por delante hay que llevarse la mayor operación de inversiones de la historia del municipio, da lo mismo, el caso es llegar por la noche a casa con esa gratificante sensación de haber puteado al contrincante (joder, de aquí, a ministro, qué güevos). Tienen delante de sus narices la posibilidad de relanzar aquello gracias al Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur y se han detenido en la figura de su gerente, José Fernández, que no les gusta porque es un tipo serio, de los que no se presta a martingalas ni a componendas, y mucho menos a maletines, tan frecuentes en ese municipio.
Es muy difícil superar el grado de incapacidad política que presenta el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Los miembros del pacto que sustentan en la alcaldía a María del Pino Torres, de Nueva Canarias, se han contagiado -al parecer encantados- de ese vergonzoso mal de la ineficacia, el clientelismo, el regate pueblerino y zafio para apañar unos votos de más a costa del interés de la generalidad. Lejos de formalizar un acuerdo político sólido e inaplazable que conduzca a sacar a la principal ciudad turística de Canarias del foso en que anda metida desde hace décadas, cada una de las fuerzas políticas en presencia se dedica a poner zancadillas a la de al lado a ver si así en lugar de cinco o siete son seis u ocho los concejales, a ver si tal asociación de vecinos o aquella de petanca nos invita a su anual chocolatada. Y si por delante hay que llevarse la mayor operación de inversiones de la historia del municipio, da lo mismo, el caso es llegar por la noche a casa con esa gratificante sensación de haber puteado al contrincante (joder, de aquí, a ministro, qué güevos). Tienen delante de sus narices la posibilidad de relanzar aquello gracias al Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur y se han detenido en la figura de su gerente, José Fernández, que no les gusta porque es un tipo serio, de los que no se presta a martingalas ni a componendas, y mucho menos a maletines, tan frecuentes en ese municipio.