El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Ponerse flamenco con el 18% de los votos
Los tres partidos que han gobernado Canarias perdieron votos en estas pasadas elecciones autonómicas, pero unos perdieron más que otros. El PP, al que todos hemos colgado y con razón el cartel de gran derrotado, se dejó por el camino 120.000 de una tajada, lo que le hizo pasar de primera a tercera fuerza política. El PSOE perdió solamente 10.000, una sangría si se tiene en cuenta que venía de su peor suelo histórico en 2011. Por haber ganado las elecciones y quizás por ser el partido alrededor del cual siempre se vertebran las mayorías para gobernar en las Islas, ha pasado casi sin mayor comentario el enorme retroceso de Coalición Canaria, que ha perdido en cuatro años 60.000 votos. O el dato nada baladí de que con poco más de 31.000 votos en las islas no capitalinas ha conseguido sumar 11 parlamentarios gracias al sistema electoral isleño. Con todo eso, CC y PSOE han logrado establecer la idea de que los electores han refrendado el actual pacto gubernamental, y no les falta razón porque ambas fuerzas han quedado en los dos primeros puestos en número de diputados. Pero no debe soslayarse que los electores canarios provocaron un espectacular giro hacia la izquierda el pasado domingo, como recogimos en nuestras primeras valoraciones en este periódico. Que Coalición Canaria, con esa merma importante de apoyos y con tan solo un 18% del voto emitido, vaya a presidir Canarias no es más que otra muestra de las carencias de este sistema, pero está perfectamente legitimada para iniciar las conversaciones que ha limitado de momento solo al PSOE. No obstante, que los nacionalistas vuelvan a exhibir sus exigencias de la manera que lo están haciendo con los presuntos –presentes y futuros- incumplimientos socialistas en las corporaciones locales no parece que tenga mucha base fáctica. Sobre todo teniendo en cuenta que hasta ahora sólo hay confirmadas dos traiciones, Tuineje y Granadilla, y en ambos casos por infidelidad de los nacionalistas locales. Peor aún parece el desprecio que tanto el PSOE como CC han tenido para con las restantes fuerzas parlamentarias, singularmente con las de izquierdas, siendo como han sido las grandes vencedoras de estos comicios. Ni siquiera por cortesía ninguna de las dos partes negociadoras ha tenido el gesto de telefonear a Podemos y a Nueva Canarias, al menos para darles una explicación. La falta de tacto es especialmente sangrante en el PSOE, que va a gobernar en muchas instituciones gracias a esos dos partidos (si finalmente cuajan las negociaciones) y porque, como enfatizó mucho este fin de semana Pedro Sánchez, se supone que ese partido es “la izquierda que atrae al centro”.
Que se manifieste Chano Franquis
Resulta verdaderamente inquietante la falta de gobierno en el PSOE canario en este proceso de negociación del pacto regional. Nadie se hace responsable de embridar a un alcalde como el de Breña Alta (La Palma), Blas Bravo, que está inoculando en la isla el mismo virus que condujo en 2013 a la expulsión de todo el grupo socialista en el Cabildo insular tras pactar con el PP. La Ejecutiva Regional se encoge de hombros y miran indistintamente para Chano Franquis, secretario general de Las Palmas de Gran Canaria, y Patricia Hernández, la flamante candidata a videpresidenta del Gobierno. Ambos fueron los más activos defensores de los rebeldes palmeros durante el proceso previo a su readmisión, y ambos presumen con razón de tener hilo directo con Pedro Sánchez, que también tiene gran parte de culpa de lo que está pasando. Pero ninguno de ellos parece interesado ahora en hacer cumplir a los palmeros con sus compromisos de lealtad a las resoluciones del partido. Ese desistimiento es agravado por los más críticos cuando de analizar los resultados en las dos capitales canarias se trata. En ambas ciudades, Podemos le ha robado la merienda a los socialistas de manera clamorosa, más en Las Palmas de Gran Canaria que en Santa Cruz de Tenerife. En las elecciones al Parlamento, el partido de Noemí Santana, que queda primero en le ciudad, le saca al de Chano Franquis nada menos que 7.000 votos, tras perder los socialistas 6.000 respecto a 2011. No mejora mucho la cosa en Santa Cruz de Tenerife, donde Podemos supera a los de Patricia Hernández en 3.500 votos, dejándose el PSOE 1.000 a pesar de ser de esa ciudad la candidata a la presidencia del Gobierno. En Las Palmas de Gran Canaria, el PSOE pasa a ser la tercera fuerza en votos al Parlamento, y en Santa Cruz de Tenerife nada menos que la cuarta.
El Cabildo grancanario, encaminado
Las cosas están tensas en la mesa del acuerdo regional, pero se presentan mucho mejor en otras instituciones, como el Cabildo de Gran Canaria. Antonio Morales, al frente de Nueva Canarias, iniciará esta semana los contactos para reforzar su presidencia con el PSOE y, a ser posible, con Podemos, con el añadiro del único consejero que ha obtenido Coalición Canaria, Fernando Bañolas. El concurso de Bañolas no sería necesario si las negociaciones con Podemos fructifican, pero en amplios sectores de NC recelan de la postura que pueda tener ese partido, sobre todo después de que la cúpula no incluyera en la mesa negociadora a sus dos primeros candidatos de la lista, Juan Manuel Brito y María Jesús Nebot. En Nueva Canarias quieren contar con Podemos, “pero sin boberías”. Fernando Bañolas vería los cielos abiertos si Nueva Canarias tuviera el gesto generoso de hacerle un hueco en el gobierno insular. Su posición es muy débil dentro de Coalición y sabe lo caras que se van a poner las consejerías en esta negociación. Además, de dimitir como consejero insular, tendría que dejar su plaza a Carmelo Afonso, que nunca ha sido santo de su devoción. En cualquier caso, las negociaciones en el Cabildo serán las más plácidas porque Nueva Canarias y el PSOE suman 14 consejeros (a uno de la mayoría absoluta) y Antonio Morales podrá ser investido presidente sin problema el próximo día 13. Otros ayuntamientos como Agaete, Artenera, Telde o Valsequillo parecen también contar con mayorías suficientes nucleadas en torno a Nueva Canarias y el PSOE, salvo el caso de Teror, donde parece que va a ser imposible poner de acuerdo al alcalde socialista, Juan de Dios Ramos, que perdió la mayoría absoluta, con la concejala de NC Isabel Guerra, que abandonó la disciplina del PSOE hasta las narices del regidor terorense.
Hidalgo, pendiente de LPGC Puede
Más delicadas están las cosas en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, donde Augusto Hidalgo, del PSOE, tratará esta semana de cerrar sus acuerdos con Nueva Canarias y con Podemos para formar un pacto tripartito que remueva a juan José Cardona (PP) de la alcaldía. Este se muestra todavía esperanzado de que ese acuerdo no se produzca: cuenta con informaciones que apuntan a que las dificultades pueden venir de la mano de LPGC Puede, la marca local de Podemos. Y no le faltan motivos para su esperanza, sobre todo porque el tiempo apremia y si no hay acuerdos cerrados antes del día 13, será alcalde aquel que obtenga un voto más que el siguiente. Y Cardona cuenta con los diez de los suyos, frente a un Augusto Hidalgo al que no le pueden fallar ninguno de los del PSOE, Nueva Canarias y LPGC Puede. Los dos votos de Unidos/Compromiso y los otros dos de Ciudadanos, van a resultar testimoniales vayan en la dirección que vayan. Las negociaciones se presentan inciertas por los mandatos asamblearios con los que hayan de lidiar los negociadores de LPGC Puede. Las otras partes en presencia, Nueva Canarias y PSOE, se muestran a priori muy receptivas pero temen que algunas de las exigencias del equipo que lidera Javier Doreste sean inasumibles, bien sea desde el punto de vista presupuestario como legal. Pero Hidalgo se muestra optimista porque mantiene estrechas relaciones desde hace décadas con al menos cuatro de los integrantes de la candidatura de Podemos, de los que elogia su preparación política y su sentido práctico de la política.
El sombrerito de Montero
Hay cosas en el fútbol y en la política que no deben hacerse, aunque sean legales. Por ejemplo, el sombrerito que Neymar intentó el sábado frente a un jugador del Athletic. Dicen los expertos del balompié que esas cosas, cuando se ejecutan en el minuto 90 y ganando 1-3, resultan muy ofensivas, de ahí la reacción airada y bastante pueril de los adversarios, que quisieron matarlo. En política, cuando se está en procesos negociadores, hay opiniones que un dirigente político debe guardarse para mejor proveer. Por ejemplo, el secretario general de Podemos en Las Palmas de Gran Canaria y consejero electo en el Cabildo de Gran Canaria, Miguel Montero, debió ahorrarse este sábado su sarcástico comentario en las redes sociales sobre las primarias a la presidencia del Gobierno de España anunciadas por Pedro Sánchez. Primero, porque el PSOE fue el primer partido en instituir ese sistema, bastante perfectible, sin duda, pero positivo y adoptado luego por Podemos. Y segundo, porque su partido está en pleno proceso de negociación con el PSOE para instituciones tan decisivas como el Cabildo y el Ayuntamiento de la capital grancanaria, y queda muy feo ir por ahí poniendo a parir al partido al que pretendes asociarte. Pero si, para contestar a un militante socialista que le restriega los fallos y el vacilón en el recuento de votos de las primarias de Podemos en Gran Canaria, a Montero sólo se le ocurre hablar del proceso socialista amañado en Canarias, la cosa se complica: esas primarias amañadas las ganó Patricia Hernández, que contó en Gran Canaria con una persona de su máxima confianza para ganarlas, Isabel Mena, esposa del imprudente dirigente de Podemos. Pero, al igual que Neymar sigue siendo un genial futbolista pese a sus niñadas, de Montero esperamos grandes cosas en política pese a su falta de temple en Twitter.
Los tres partidos que han gobernado Canarias perdieron votos en estas pasadas elecciones autonómicas, pero unos perdieron más que otros. El PP, al que todos hemos colgado y con razón el cartel de gran derrotado, se dejó por el camino 120.000 de una tajada, lo que le hizo pasar de primera a tercera fuerza política. El PSOE perdió solamente 10.000, una sangría si se tiene en cuenta que venía de su peor suelo histórico en 2011. Por haber ganado las elecciones y quizás por ser el partido alrededor del cual siempre se vertebran las mayorías para gobernar en las Islas, ha pasado casi sin mayor comentario el enorme retroceso de Coalición Canaria, que ha perdido en cuatro años 60.000 votos. O el dato nada baladí de que con poco más de 31.000 votos en las islas no capitalinas ha conseguido sumar 11 parlamentarios gracias al sistema electoral isleño. Con todo eso, CC y PSOE han logrado establecer la idea de que los electores han refrendado el actual pacto gubernamental, y no les falta razón porque ambas fuerzas han quedado en los dos primeros puestos en número de diputados. Pero no debe soslayarse que los electores canarios provocaron un espectacular giro hacia la izquierda el pasado domingo, como recogimos en nuestras primeras valoraciones en este periódico. Que Coalición Canaria, con esa merma importante de apoyos y con tan solo un 18% del voto emitido, vaya a presidir Canarias no es más que otra muestra de las carencias de este sistema, pero está perfectamente legitimada para iniciar las conversaciones que ha limitado de momento solo al PSOE. No obstante, que los nacionalistas vuelvan a exhibir sus exigencias de la manera que lo están haciendo con los presuntos –presentes y futuros- incumplimientos socialistas en las corporaciones locales no parece que tenga mucha base fáctica. Sobre todo teniendo en cuenta que hasta ahora sólo hay confirmadas dos traiciones, Tuineje y Granadilla, y en ambos casos por infidelidad de los nacionalistas locales. Peor aún parece el desprecio que tanto el PSOE como CC han tenido para con las restantes fuerzas parlamentarias, singularmente con las de izquierdas, siendo como han sido las grandes vencedoras de estos comicios. Ni siquiera por cortesía ninguna de las dos partes negociadoras ha tenido el gesto de telefonear a Podemos y a Nueva Canarias, al menos para darles una explicación. La falta de tacto es especialmente sangrante en el PSOE, que va a gobernar en muchas instituciones gracias a esos dos partidos (si finalmente cuajan las negociaciones) y porque, como enfatizó mucho este fin de semana Pedro Sánchez, se supone que ese partido es “la izquierda que atrae al centro”.