El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El PP tampoco escapa
La crisis no es ya exclusiva de ningún partido político, ni de los que ganan ni de los que pierden, porque con la que está cayendo es fácil deducir que todos están ahora mismo en franco retroceso. Y perdón por lo de retroceso. El Partido Popular canario tiene también sus debilidades, como la que acaba de evidenciarse entre José Miguel Bravo de Laguna y Rosa Rodríguez, a la que este lunes rebajó de todos sus cargos institucionales en el Cabildo de Gran Canaria para dejarla de consejera rasa. Y si pudiera o pudiese, hasta sin ese privilegio democrático, otorgado por los electores. Pero hasta eso ?la entrega del acta- lo debe haber intentado Bravo de Laguna, que durante estos últimos días ha mantenido contactos con la dirigencia popular (Asier Antona y Soria, mayormente) para tratar de reconducir una situación complicada: mantener a Rodríguez equivalía a desautorizarlo públicamente, y humillar a la ex consejera de Hacienda, poner en cuestión la autoridad de Soria. De ahí que Bravo, con la astucia que se le reconoce, aireara de inmediato la deslealtad de su consejera, de modo que cuando llegara este lunes y firmara su destitución nadie le pudiera siquiera toserle. Soria se tomará su tiempo para encontrar a su estrecha colaboradora algún lugar de postín en el que tenerla tensionada para los momentos de crisis que ella sabe administrar tan bien.
La crisis no es ya exclusiva de ningún partido político, ni de los que ganan ni de los que pierden, porque con la que está cayendo es fácil deducir que todos están ahora mismo en franco retroceso. Y perdón por lo de retroceso. El Partido Popular canario tiene también sus debilidades, como la que acaba de evidenciarse entre José Miguel Bravo de Laguna y Rosa Rodríguez, a la que este lunes rebajó de todos sus cargos institucionales en el Cabildo de Gran Canaria para dejarla de consejera rasa. Y si pudiera o pudiese, hasta sin ese privilegio democrático, otorgado por los electores. Pero hasta eso ?la entrega del acta- lo debe haber intentado Bravo de Laguna, que durante estos últimos días ha mantenido contactos con la dirigencia popular (Asier Antona y Soria, mayormente) para tratar de reconducir una situación complicada: mantener a Rodríguez equivalía a desautorizarlo públicamente, y humillar a la ex consejera de Hacienda, poner en cuestión la autoridad de Soria. De ahí que Bravo, con la astucia que se le reconoce, aireara de inmediato la deslealtad de su consejera, de modo que cuando llegara este lunes y firmara su destitución nadie le pudiera siquiera toserle. Soria se tomará su tiempo para encontrar a su estrecha colaboradora algún lugar de postín en el que tenerla tensionada para los momentos de crisis que ella sabe administrar tan bien.