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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

El PP tuvo tres liberados hasta mayo

Vuelve el PP a la práctica habitual de ahogar a la oposición. Ya lo hizo Soria en 1995 cuando entró como elefante en cacharrería en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, y lo repitió en 2003 cuando tomó posesión de la presidencia del Cabildo como Campanu a principio de la temporada del atún, perdón, salmón, en los ríos asturianos. No sólo redujo drásticamente el número de consejeros de la oposición liberados sino que a los pocos que dejó les rebajó sustancialmente el sueldo. Cuatro años después, con la llegada de José Miguel Pérez a la presidencia del Cabildo, Soria se echó a correr y dejó al frente del Grupo Popular a Larry Álvarez con el esmirriado sueldo que él mismo había fijado para la oposición. Tuvieron suerte Álvarez y sus compañeros porque muy pronto el grupo de gobierno recuperó las buenas prácticas, subió los salarios y otorgó al PP no uno, ni dos, sino tres consejeros liberados. Cuando lo decidan los electores y regresen a gobernar la Corporación los mismos que ahora son apartados con estas malas artes, volverán a aplicar los modales democráticos que obligan a respetar el trabajo de todos los representantes ciudadanos. Y luego, cuando regrese el PP, nuevo manotazo y tentetieso. Y así, hasta que el cuerpo aguante.

Vuelve el PP a la práctica habitual de ahogar a la oposición. Ya lo hizo Soria en 1995 cuando entró como elefante en cacharrería en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, y lo repitió en 2003 cuando tomó posesión de la presidencia del Cabildo como Campanu a principio de la temporada del atún, perdón, salmón, en los ríos asturianos. No sólo redujo drásticamente el número de consejeros de la oposición liberados sino que a los pocos que dejó les rebajó sustancialmente el sueldo. Cuatro años después, con la llegada de José Miguel Pérez a la presidencia del Cabildo, Soria se echó a correr y dejó al frente del Grupo Popular a Larry Álvarez con el esmirriado sueldo que él mismo había fijado para la oposición. Tuvieron suerte Álvarez y sus compañeros porque muy pronto el grupo de gobierno recuperó las buenas prácticas, subió los salarios y otorgó al PP no uno, ni dos, sino tres consejeros liberados. Cuando lo decidan los electores y regresen a gobernar la Corporación los mismos que ahora son apartados con estas malas artes, volverán a aplicar los modales democráticos que obligan a respetar el trabajo de todos los representantes ciudadanos. Y luego, cuando regrese el PP, nuevo manotazo y tentetieso. Y así, hasta que el cuerpo aguante.