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Primera condena a un flotero

No se entusiasmen que no es lo que parece a primera vista. Un flotero ha resultado condenado, pero no por la causa penal abierta por presuntos delitos relacionados con la hacienda pública y la vulneración de derechos de los trabajadores, tras una denuncia de un taxista harto de los abusos, los atropellos, la mala imagen del sector, y sobre todo, de la desidia del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Pero ésa es otra historia. La que hoy les acercamos aquí es la de un flotero condenado, sí, condenado a 60 euros, el equivalente a una pena de diez días de multa a razón de seis euros diarios. El condenado, de cuya situación en la investigación penal no tenemos noticias, fue denunciado por insultos y amenazas por Expedito Suárez, el presidente de la Asociación de Titulares de Licencias de Autotaxi de Canarias (Atlatc), proferidos por teléfono y escuchado, en modo manos libres, por varios colegas profesionales en marzo pasado mientras esperaban clientela en la parada del parque de San Telmo. El vocinglero autor de los insultos no es otro que Paco El Cebollero, también conocido como Paco el de Gáldar o Francisco Moreno Díaz. Las imprecaciones en cuestión no aportan nada de originalidad al catálogo habitual: “Te voy a romper la boca; me cago en tu puta madre; te vas a enterar, no te escapas de esta”. Típico. Todo respondió, por lo que parece haber quedado probado en el juicio de faltas celebrado esta semana en Granadera Canaria, a unas sentidas décimas emitidas por el receptor de los insultos, décimas inspiradas en una romántica fotografía que recibió el rapsoda en su teléfono móvil. En ella se aprecia en plano medio una notable raja separadora de nalgas que asoma de manera insolente por encima de los pantalones de su propietario, en posición de cuclillas frente a un automóvil y en compañía de una tercera persona que no es el fotógrafo. Para entendernos, esa inoportuna foto que te hacen cuando te agachas y te asoma a lo grande la raja del culo. ¡Esa fotografía! Pues bien, Expedito, que es un acreditado verseador, que ofrece recitales y todo por esos mundos de dios, fue víctima en aquel instante, ante tan espléndida visión, de una irrefrenable inspiración sobrevenida y, claro, escribió esta décima:

Veo que un presunto flotero

sin vergüenza demostrada

tiene la hucha preparada

donde recibe el dinero.

Aunque resulte grosero

sospecho que no es un bulo.

Es por eso que especulo

y decirlo me conviene

que la fortuna que tiene

se la ganó con el culo

No se entusiasmen que no es lo que parece a primera vista. Un flotero ha resultado condenado, pero no por la causa penal abierta por presuntos delitos relacionados con la hacienda pública y la vulneración de derechos de los trabajadores, tras una denuncia de un taxista harto de los abusos, los atropellos, la mala imagen del sector, y sobre todo, de la desidia del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Pero ésa es otra historia. La que hoy les acercamos aquí es la de un flotero condenado, sí, condenado a 60 euros, el equivalente a una pena de diez días de multa a razón de seis euros diarios. El condenado, de cuya situación en la investigación penal no tenemos noticias, fue denunciado por insultos y amenazas por Expedito Suárez, el presidente de la Asociación de Titulares de Licencias de Autotaxi de Canarias (Atlatc), proferidos por teléfono y escuchado, en modo manos libres, por varios colegas profesionales en marzo pasado mientras esperaban clientela en la parada del parque de San Telmo. El vocinglero autor de los insultos no es otro que Paco El Cebollero, también conocido como Paco el de Gáldar o Francisco Moreno Díaz. Las imprecaciones en cuestión no aportan nada de originalidad al catálogo habitual: “Te voy a romper la boca; me cago en tu puta madre; te vas a enterar, no te escapas de esta”. Típico. Todo respondió, por lo que parece haber quedado probado en el juicio de faltas celebrado esta semana en Granadera Canaria, a unas sentidas décimas emitidas por el receptor de los insultos, décimas inspiradas en una romántica fotografía que recibió el rapsoda en su teléfono móvil. En ella se aprecia en plano medio una notable raja separadora de nalgas que asoma de manera insolente por encima de los pantalones de su propietario, en posición de cuclillas frente a un automóvil y en compañía de una tercera persona que no es el fotógrafo. Para entendernos, esa inoportuna foto que te hacen cuando te agachas y te asoma a lo grande la raja del culo. ¡Esa fotografía! Pues bien, Expedito, que es un acreditado verseador, que ofrece recitales y todo por esos mundos de dios, fue víctima en aquel instante, ante tan espléndida visión, de una irrefrenable inspiración sobrevenida y, claro, escribió esta décima: